Román Padín Otero
Con ese título de Listen Darling?the World is yours, la Fundação Ellipse de Lisboa acaba de inaugurar una gran exposición de arte contemporáneo comisariada por Lisa Phillips.
En la muestra se recogen los trabajos de más de cuarenta artistas procurando la puesta en valor de la mujer como creadora en el mundo del arte. La participación tradicional de la mujer en el arte, tal y como dicen irónicamente las Guerrilla Girls, era en el desnudo y no en el caballete. Pues todas eran modelos venusianos de los sueños de un mundo machista y pocas eran creadoras reconocidas. Con esta exposición y otras del panorama internacional del arte, se está reivindicando el papel axial de la mujer creadora.
En una ocasión una niña que visitaba el Rijksmuseum de Amsterdan se asomaba a todas las cartelas de los cuadros con afán investigador. Cuando pasó cuatro o cinco salas del museo, la niña se volvió y preguntó a su padre, "¿Papá por qué no hay mujeres artistas?". La larga respuesta del padre incluiría la referencia a un mundo del pasado con predominio del universo masculino, con presencia de las mujeres en papeles puntuales y con la circunstancia de que muchas obras de arte hechas por mujeres en conventos eran luego apócrifamente atribuidas a monjes.
Además mujeres artistas como Artemisia Gentileschi y más recientemente Romaine Brooks o Tamara de Lempicka parecen haber pasado a los anales del arte más por ciertos escándalos a ellas atribuidos que por su obra. La Gentileschi se decía víctima de violación y por ello tan cercana a pintar la sangre en los cuerpos exánimes masculinos. ¿Hay otra forma de pintar a Holofernes decapitado? La Brooks era más polémica por sus relaciones de amor con Natalie Barney, la escritora, que por sus cuadros. ¿No son fascinantes tanto sus retratos femeninos como los masculinos? En fin, la Lempicka es más conocida como personaje de sociedad que como pintora. Sin embargo, ¿hay otra cubista de salón más coherente, sublime y preciosista?
Ahora al revisitar el papel de cómo las mujeres ven a las mujeres en el arte, de cómo los hombres ven a los hombres y de cómo en general se ve la relación intersexual, se hace con esta exposición portuguesa un repaso a creaciones maravillosas de los últimos años.
Una escultura de Jack Pierson y un luminoso de Gardar Eide Einarsson son las piezas de las que toma prestado el nombre la exposición. En el contexto de la exposición la pregunta subsiguiente es, ¿de qué mundo hablamos, cariño?
Hay además obras de clásicos del siglo XX como Louis Bourgeois y John Baldessari. Un cierto halo surrealista en las piezas de Matthew Barney y Carroll Dunham. Los aspectos de las diferencias y el enfrentamiento entre sexos y culturas aparecen en obras de Thomas Hisrchhorn y en la videoinstalación Soliloquy de Shirin Neshat. Esta artista de origen iraní recrea en sus vídeos la difícil presencia de la mujer en el mundo musulmán y la antítesis occidente-oriente. Una mujer cantando rodeada de hombre acechando como lobos o una botadura de un barco por mujeres mientras hombres disparan viejos cañones son algunas de sus escenas para el recuerdo. La monográfica que le dedicó Musac hace unas temporadas mostró muchos de sus soliloquios. El inquietante arte en periódicos de Robert Gober y obras de Richar Prince, Nan Goldin, Juliâo Sarmento, Barbara Kruger, Rineke Dijkstra, Eija-Liisa Ahtila, entre otras, redondean esta lectura de los magníficos fondos de esta colección.
La Ellipse es la más nutrida colección de arte contemporáneo de reciente adquisición en Europa. Un museo de arte contemporáneo gallego está en la voluntad de traer en depósito esta excelente colección para Galicia, pero parece que las nornas le han cortado los hilos y prefieren adquirir partes secundarias de colecciones de fotografía o piezas conceptuales de interés tangencial en vez de esta selección de lo mejor de la actualidad. El hombre y la mujer, zoon politikon o animal político.
En la muestra se recogen los trabajos de más de cuarenta artistas procurando la puesta en valor de la mujer como creadora en el mundo del arte. La participación tradicional de la mujer en el arte, tal y como dicen irónicamente las Guerrilla Girls, era en el desnudo y no en el caballete. Pues todas eran modelos venusianos de los sueños de un mundo machista y pocas eran creadoras reconocidas. Con esta exposición y otras del panorama internacional del arte, se está reivindicando el papel axial de la mujer creadora.
En una ocasión una niña que visitaba el Rijksmuseum de Amsterdan se asomaba a todas las cartelas de los cuadros con afán investigador. Cuando pasó cuatro o cinco salas del museo, la niña se volvió y preguntó a su padre, "¿Papá por qué no hay mujeres artistas?". La larga respuesta del padre incluiría la referencia a un mundo del pasado con predominio del universo masculino, con presencia de las mujeres en papeles puntuales y con la circunstancia de que muchas obras de arte hechas por mujeres en conventos eran luego apócrifamente atribuidas a monjes.
Además mujeres artistas como Artemisia Gentileschi y más recientemente Romaine Brooks o Tamara de Lempicka parecen haber pasado a los anales del arte más por ciertos escándalos a ellas atribuidos que por su obra. La Gentileschi se decía víctima de violación y por ello tan cercana a pintar la sangre en los cuerpos exánimes masculinos. ¿Hay otra forma de pintar a Holofernes decapitado? La Brooks era más polémica por sus relaciones de amor con Natalie Barney, la escritora, que por sus cuadros. ¿No son fascinantes tanto sus retratos femeninos como los masculinos? En fin, la Lempicka es más conocida como personaje de sociedad que como pintora. Sin embargo, ¿hay otra cubista de salón más coherente, sublime y preciosista?
Ahora al revisitar el papel de cómo las mujeres ven a las mujeres en el arte, de cómo los hombres ven a los hombres y de cómo en general se ve la relación intersexual, se hace con esta exposición portuguesa un repaso a creaciones maravillosas de los últimos años.
Una escultura de Jack Pierson y un luminoso de Gardar Eide Einarsson son las piezas de las que toma prestado el nombre la exposición. En el contexto de la exposición la pregunta subsiguiente es, ¿de qué mundo hablamos, cariño?
Hay además obras de clásicos del siglo XX como Louis Bourgeois y John Baldessari. Un cierto halo surrealista en las piezas de Matthew Barney y Carroll Dunham. Los aspectos de las diferencias y el enfrentamiento entre sexos y culturas aparecen en obras de Thomas Hisrchhorn y en la videoinstalación Soliloquy de Shirin Neshat. Esta artista de origen iraní recrea en sus vídeos la difícil presencia de la mujer en el mundo musulmán y la antítesis occidente-oriente. Una mujer cantando rodeada de hombre acechando como lobos o una botadura de un barco por mujeres mientras hombres disparan viejos cañones son algunas de sus escenas para el recuerdo. La monográfica que le dedicó Musac hace unas temporadas mostró muchos de sus soliloquios. El inquietante arte en periódicos de Robert Gober y obras de Richar Prince, Nan Goldin, Juliâo Sarmento, Barbara Kruger, Rineke Dijkstra, Eija-Liisa Ahtila, entre otras, redondean esta lectura de los magníficos fondos de esta colección.
La Ellipse es la más nutrida colección de arte contemporáneo de reciente adquisición en Europa. Un museo de arte contemporáneo gallego está en la voluntad de traer en depósito esta excelente colección para Galicia, pero parece que las nornas le han cortado los hilos y prefieren adquirir partes secundarias de colecciones de fotografía o piezas conceptuales de interés tangencial en vez de esta selección de lo mejor de la actualidad. El hombre y la mujer, zoon politikon o animal político.
To-day en el correo gallego...y sigo con mi rollo, n´est ce pas? Arte, cultura, buenos amigos y que cada uno haga lo que le parezca mieux, heterogeneidad y diversidad del siglo XXI. Who said little provincetown´s complexes?