viernes, 31 de octubre de 2008

Chiu tatoo


Dressing Design
El diseño industrial se ha convertido en un elemento esencial de nuestra cultura. No sólo es esencial para la vida por las facilidades que aporta y las sorpresas estéticas que brinda, sino que también su importancia intelectual es tan grande desde hace una centena de años, que el siglo XX ha pasado a llamarse el “siglo de los diseñadores”.
La hipermodernidad del siglo XXI posibilita la heterogeneidad estética y junto a conceptos herederos del minimalismo podemos alegrarnos los ojos con creaciones llenas de opulencia y abigarramiento. Hoy menos es más convive con cuanto más mejor.
En esta exposición “Nowhere, Now here”, se agrupan todas las tendencias del caleidoscopio contemporáneo en el ámbito del diseño, con la participación de un nutrido grupo de artistas y diseñadores que “hablan diversas lenguas” y consiguen entenderse en la armonía de la diversidad.
Si el diseño de objetos cotidianos existe como una prótesis que acciona nuestros cuerpos Cyborg “aquí mismo o en ninguna parte”, también aparece en nuestro siglo XXI una variante del mismo que es el diseño de ropa, que actúa de un modo diverso.
La manera de actuación de la moda en la actualidad podríamos llamarla de acción “bajo nuestra piel”.
La célebre canción de Cole Porter “I got U under my skin”, sirve de leit motif para describir el vestido de diseño bajo el prisma de la resistencia cultural, la exploración psicológica y la invención de materiales. Los tres aspectos que se proponen como itinerarios para el diseño industrial convocado a esta exposición.
Casi todo lo que nos rodea es diseño, o sea dibujo. Los objetos del siglo XXI se conciben y luego se manufacturan industrialmente siguiendo un patrón o modelo originario.
Este sistema de crear, mostrar y difundir tiene especial evidencia en la moda. La moda, ese sistema de ver y ser visto, gira entorno a la idea del original que se reproduce industrialmente una vez que se crea el deseo de tenencia a partir del maniquí que luce la creación.
Esta estructura mercantil de hacer prototipos, enseñarlos envueltos en escenarios de ilusión, satisfacer el deseo latente de la demanda y generar compra-venta, se ha convertido en un sistema de comportamiento social.
Hoy todo nuestro comportamiento gira entorno a la idea no maléfica de ver y ser visto, de observar, desear y comprar. Se ve la belleza y se desea, se observa un útil que simplifica una labor y se desea, se conoce un instrumento que satisface una demanda y se adquiere.
Pero este sistema dialéctico llamado “fashion system” que es aplicable a la moda, al arte, al diseño, no ha existido siempre. Es una novedad que gobierna nuestras vidas hipermodernas pero que tiene una fecha de origen concreta.
En torno a la segunda mitad del siglo XIX, los cambios sociales con el auge de la burguesía, los cambios políticos con la caída del antiguo régimen junto a la llegada de los constitucionalismos, los cambios tecnológicos con la revolución industrial, posibilitaron el ambiente para el nacimiento del “fashion system”.
París fue la ciudad símbolo de la nueva representación del eterno lujo a través de la moda. Como respuesta a la revolución industrial inglesa, los franceses aportaron su concepto novedoso del lujo. Con el II Imperio de Napoleón III y Eugenia de Montijo se crea el escenario haussmaniano idóneo para el sistema de la moda. Llegan a Paris los paños de importación y con ellos llegan especialistas que conocen como vender esas telas y desarrollar sus utilidades. Entre ellos llega Charles Frederick Worth, el primer couturier de la historia. Antes de Worth los estilos se llamaban por la nomenclatura del monarca reinante, después de Worth, los estilos llevan la firma del diseñador.
Worth crea los pases de modelo, el concepto del diseñador valorado como cualquier otro artista contemporáneo y crea el icono que desean imitar los clientes como ideal de belleza.
Para difundir las modas de Worth, cumplió una función axial el pintor Francisco Xavier Winterhalter quien retrató a todas las testas coronadas de la Europa del momento y también a gran parte de la burguesía vestidos todos ellos en el estilo de Worth. La moda imponía a todos el deseo de vestirse a la manera de Worth y como complemento, la moda sugería ser retratado a la manera de Winterhalter.
Esa moda decimonónica estaba estructurada desde fuera hacia adentro, como prótesis de naturaleza semejante al diseño industrial. La moda del corsé aprisiona el cuerpo, la moda de la crinolina crea una falda de campana que sugiere ingravidez y tapa las piernas, la moda del moño cambia el perfil, los velos no dejan ver el rostro. Y así hasta el infinito. Esa moda estaba “over our skin”.
Con la evolución de la moda en el siglo XX, se libera el cuerpo y la moda no constriñe sino que dialoga. Chanel libera el cuerpo, Dior lo fantasea, Saint Laurent lo llena de elegancia infinita, Versace crea el porno chic, Dolce & Gabanna celebran el eclecticismo.
Entre las novedades del siglo XX está el empleo del color negro antes reservado al luto, como uniforme atemporal fomentado por los pequeños vestidos negros que luego generalizan los diseñadores japoneses como Yssey Miyake, Yohji Yamamoto y Comme des Graçons o la escuela de Amberes.
Los iconos religiosos como las cruces, los sexuales como el cuero negro, los políticos como los uniformes fascitas y otros, pierden su significado originario y se emplean con ubicua libertad.
En fin, los tejidos tecnológicos como las sedas plisadas, los acabados de goma, las prendas impermeables, las pieles rasadas o las lanas hiperligeras y supercalientes son unas novedades de lo tecnológico.
Pero sin duda la novedad de la moda en los últimos ocho años, el momento correspondiente a las creaciones de diseño industrial que participan en esta exposición, es la ausencia de moda externa y la aparición de la moda interna. Es decir la moda que se guarda “under my skin”.
El arquetipo de urbanita en la actualidad podría ser una esbelta mujer con piernas infinitas y bonito pelo que lleva puesto un pequeño vestido negro de manga corta en invierno. Se calza con unas vertiginosas sandalias y lleva el pelo suelto. Usa gafas y no lleva bolso.
El símbolo de hombre a la moda puede ser un caballero vestido con ropa imposiblemente ajustada, zapatos de punta y pelo corto.
Ella para ir de esa manera debe llevar la moda dentro, las piernas torneadas de la gimnasia, la piel hidratada y brillante de cremas y depilación. El maquillaje ligero, el cuerpo saludable para no morirse de frío con sandalias en invierno, el pelo tratado, las uñas cuidadas, los dientes impecables y las gafas que quitan tanto el calor como las miradas impertinentes.
En el hombre la delgadez es debida a la forma física, se puede apretar la cintura, marca glúteo, lucir cuello y pelo rapado o corto, pero siempre bajo el sortilegio de estar en forma.
Ya no llevan bolso con teléfono, ipod, cámara, agenda y cremas. Hoy todo cabe en el Iphone.
Realmente en el mundo de los objetos maximalistas y minimalistas del siglo XXI, la moda va dentro del cuerpo. Somos metálicos en el jardín botánico y la canción de Cole Porter que hacía broma sobre los estupefacientes se revisita hoy como símbolo del cuerpo más libre y saludable con una moda que bascula sobre la idea de la hidratación, el agua y exhibir el cuerpo para ver y ser visto en la flaneurie de la ciudad del siglo XXI. Esta moda es la ad hoc para “Nowhere, Now here”, moda bajo la piel.
Román Padín Otero
My friend Chiu Longina, coincide conmigo en la idea de que la moda del siglo XXI está no alrededor del cuerpo, sino dentro del cuerpo, en el fitness, el piercing, la cirugía plástica, los cyborg bodies, los afeitados, rapados, depilados, teñidos, prótesis y TATOOS. voilá sus tatoos! Se ha pixelizado y USBizado, genial, j ´adore!

Hannah Collins




De soledades y compañías
La artista británica Hannah Collins ha sido invitada a presentar su visión naturalista de la contemporaneidad en un proyecto expositivo compartido entre el Artium de Vitoria y la Obra Social de la Caixa. Los muestreos sociológicos de la artista archivan la memoria de lugares tangenciales a los centros mundiales del consumo hipermoderno.
Hannah Collins. “Historia en Curso”. Fotografía y vídeo. Artium 23 octubre 2008 a 11 enero 2009

En la exposición de Hannah Collins se hace la proyección multipantalla de tres filmes. “La mina” del año 2001; “Paralelo” e “Historia en curso”, ambas del año 2007. Además se presentan fotografías panorámicas de gran formato.
El discurso de las obras y del universo creativo de la artista se adscribe a la línea de trabajo de nuevo naturalismo que interesa a numerosos miembros del ambiente artístico del siglo XXI. Lo que podríamos llamar parafraseando a Montaigne “Les essais” de Collins, son una sucesiva colección de asertos en forma gráfica que extractados de la realidad o en ocasiones recreados en ficción verdadera sobre la misma, deshojan las eternas inquietudes del alma. Los vínculos afectivos y sus postrimerías con las cuestiones de la dificultad para entablar relaciones o las soledades, son las materias que ocupan el índice temático de la obra de Collins.
En manera notable el retrato de personas anónimas es el tema de las “Pictures” móviles y estáticas de Collins. En sus vídeos y fotografías aparecen las vivencias de la “ordinary people”.
El grupo de pop británico Pulp, puso hace años en las emisoras de todas las radios con la voz de chico malo de su líder Jarvis Cocker, un pegadizo himno en defensa de la gente normal que hace cosas normales y vive en casas normales. La canción se titulaba Common People. En ella hacían una estadística de los gustos y costumbres de la gente corriente que incluía actividades como la compra en el supermercado, vivir de alquiler encima de una peluquería o las dificultades para acceder a los estudios. Este análisis de las cosas de la vida diaria hecha con cierta ironía estaba anclada en la problemática mainstream o mayoritaria de la vida en los países desarrollados.
Hannah Collins también retrata a gente corriente pero lo hace en escenarios de diversidad. Un poblado gitano, una pequeña ciudad de la Rusia central, los no lugares de la emigración, son entre otros, los “site specifics” elegidos para sus genealogías del afecto. Ambientes que afrontan pues, una problemática de las necesidades más extremas de los actores del mundo contemporáneo en aquellos ámbitos tangentes a las urbes del desarrollo.
En ocasiones el arte transforma en personajes peculiares a individuos comunes gracias a la sublimación realizada por medio de la música, la pintura, la escultura, el vídeo o la fotografía. Son muchos los artistas que desde diversos soportes técnicos rescatan las efigies peculiares y rasgos singulares de personas reales para crear su universo plástico. Los catálogos de aspectos físicos creados a partir de la observación de la gente en la calle o el análisis del modelo en el estudio es soporte inspirador en todas las formas de creación artística desde la antigüedad.
El creciente interés por el naturalismo en el arte contemporáneo lleva a que las personas reales o comunes aparezcan como base para múltiples retratos “abstractos”. Con esta forma de retratar, se elaboran archivos de los arquetipos humanos del siglo XXI y se hacen explícitas sus problemáticas con una vocación de denuncia y puesta en valor de las necesidades de los hombres en todos los continentes. El trabajo de Collins recoge está semilla y le añade el paradigma de lo documental como fórmula para hacer “más real la realidad”.
En la revisitación que se está haciendo en la actualidad al naturalismo se debe recordar el naturalismo del siglo XIX como antecedente. A lo largo del siglo XIX entre el gusto por el neoclasicismo y lo romántico, destacó un interés por retratar el “precio del pescado”, en recuerdo al célebre cuadro de pintor Sorolla. Ese momento en que Nana, la novela de Zola, era Nana la mujer y compartía espacio en el elenco de las artes con Fortunata y Jacinta de Galdós o los Pazos de Ulloa de la Pardo Bazán. Una época en que se retrataba con igual realismo a la alta sociedad de los Madrazo con La condesa de Vilches, vestida de azul que el Fusilamiento de Torrijos y sus compañeros en las playas de Málaga de Antonio Gisbert.
Ese naturalismo habitado por dramas sociales, vidas truncadas por la marginalidad, desamores, cuestiones culturales y condicionantes políticos se repite en el mundo de hoy y artistas como Hannah Collins lo retratan con realismo apoyadas en las técnicas novedosas de la actualidad. No es con los óleos, sino con las cámaras con los que fija hoy el recuerdo de la imagen natural Hannah Collins. Así en “La mina” se adentra en una comunidad gitana para hacer un puzzle social, estético, político y ético. En “Paralelo” analiza los movimientos internacionales de las personas y sus dificultades, conociendo la historia de tres personas en el conflicto de Africa y Europa. Un camerunés arriesga su vida para instalarse en Madrid. Una ugandesa vive en Roma en el ambiente de las instituciones diplomáticas y humanitarias. Una mujer de Costa de Marfil vive en Londres vinculada a la religión evangélica cuidando de su hijo. En “Historia en curso” retrata las complejas situaciones creadas por regímenes políticos extintos como el soviético en una población a las afueras de Nizhny Novgorod en la Rusia Central y los dramas de la desocupación que arrastra al juego, la superstición y la religión.
Hace dos siglos el mundo sangrante y urbano daba un naturalismo de revolución industrial lleno de los últimos coletazos del antiguo régimen.
En la actualidad las mismas heridas y los conflictos de la urbe con el campo dan en producir un naturalismo de transgenie hipermoderna en donde todo parecen expectativas limitadas. Hannah Collins nos invita a reflexionar sobre las cuestiones sociales a través de la presentación de la información documental que ella elabora y que se expone en las salas de los museos de arte.
Román Padín Otero
Je viens de publier cette article dans Mugalari autour du exhibit of Hannah collins nel Artium. Belle!

miércoles, 29 de octubre de 2008

Interview avec Pascale







Here this long version of my conversation piéce avec Mademoiselle Mussard autour du HBOX. C´est jolie! In Artnotes



Joyas surrealistas




¡Sacre bleu, mes bijoux!
La sección dedicada a las joyas en la exposición “Cosas del surrealismo” sirve de excusa para revisitar aspectos diamantinos del movimiento inspirado en los sueños.

Algunos miembros del movimiento surrealista como Dalí, Magritte, Cocteau, Chirico, Max Ernst o Miró colaboraron con grandes modistos como Elsa Schiaparelli, grandes joyeros como Fulco di Verdura o grandes musas como Nusch Éluard, la esposa del poeta Paul Éluard para crear objetos de moda y joyería únicos.
La moda y su ámbito sirvió a los artistas del grupo creado por André Breton para difundir su imaginario lleno de objetos dedicados a usos inverosímiles que se estampaban en telas, se convertían en bolsos, devenían sombrero o eran transformados en preciosas creaciones de alta joyería.
Una de las modistas que colaboró de forma más exitosa con el movimiento surrealista fue Elsa Schiaparelli. Con la creadora de origen italiano la fantasía artística se adueñó de la moda y llevó el arte por vez primera a la calle de un modo innovador e impredecible.
Para entrar en la boutique de Schiap, en la Place Vendôme había que cruzar a través de una jaula diseñada por Jean-Michel Franck. Esa dialéctica de ser atrapado por la jaula de la boutique o ser atrapado por la moda resulta de por sí surreal y fascinante.
En el interior de la tienda, había sombreros con forma de zapato creados en colaboración con Dalí. Zapatos hechos de pelo de mono. Chaquetas de fiesta con bordados de Lesage creados por Jean Cocteau, abrigos con bolsillos en forma de cajón como la Venus dalidiana y trajes de noche estampados con langostas, desgarrones en el tejido o con la forma de un esqueleto.
La audacia de Schiap no tenía límites y encontraba en los perfumes y las joyas el paroxismo de su libérrima conducta iconoclasta.
En la década de los treinta, unos pequeños diablillos se convertían en botones y broches para completar una chaqueta de costura diseñada por Schiap que fue adquirida Nusch Éluard. Picasso fascinado por la visita de la elegante dama a su estudio, la retrata con esas joyas, la chaqueta y un sombrero en forma de herradura. El retrato perteneciente a la colección del Museo Picasso de París, datado en el año 1937, es sin duda el resumen de una época que integró con naturalidad la moda con el arte en los círculos más sobresalientes.
Otras joyas de la diseñadora surrealista por excelencia, eran una pulsera de pelo salvaje creada para la casa Schiaparelli por Meret Oppenheim o unos delirantes collares plagados de insectos y pulseras con variaciones del tarot y la astrología, todos ellos temas dilectos entre los surrealistas.
Entre los artistas más vinculados a la alta sociedad en el siglo XX, Salvador Dalí ocupa un lugar destacado, sobre todo en su etapa norteamericana a partir de la década de los años cuarenta. No sólo pintó espléndidos cuadros en su periplo estadounidense sino que su incursión en los ambientes adinerados le posibilitó la creación de las joyas más insólitas de la historia. A través de la heredera Caresse Crosby, tuvo contacto con el joyero Fulco de Verdura y por la relación con este genio de las piedras preciosas creó piezas como el collar fuente, el broche estrella de mar, el anillo de leones, los pendientes teléfono, la pitillera hoja venenosa o el broche con los labios de Mae West.
Por su parte el propio Fulco di Verdura tenía ya una sólida trayectoria como creador de complementos, pues era el colaborador de Coco Chanel para la invención de las singulares cadenas, brazaletes y broches característicos del estilo Chanel.
Joyeros como Jean Schlumberger, quien diseñó para Tiffany durante décadas, retomó el espíritu onírico, sorprendente, de formas excesivas y grandes tamaños propio del surrealismo para crear joyas preciosas que lucirían damas como Babe Paley o Milicent Rogers en la segunda mitad del siglo XX. Una exposición en el Louvre homenajeó a Schlumberger en los años noventa y hace dos temporadas la muestra “Bijoux des Stars” en el Museo Carnavalet de París exhibió, entre otras las joyas de esas dos damas de la alta sociedad. Broches con forma de guisante, pulseras con medusas, relojes con forma de botella de güisqui recordaban al surrealismo más iconoclasta actualizado en los más increíbles objetos.
Actualmente la más surrealista de las creadoras de joyas es la casa Dior. Bajo la dirección de Victoire de Castellane proponen temporada tras temporada las más delirantes combinaciones de piedras preciosas con esmaltes, oro con perlas y plata con coral para recrear un universo zoomorfo y de flora onírica que destaca no sólo por el tamaño de las joyas (siempre extralarge), sino también por las formas ameboideas y acuosas de las joyas. Todo en Dior joyería recuerda el mundo blando de los sueños surreales. Son tesoros que abren el sésamo de Alí Babá para ver en sueños el arte precioso de la joya surreal.
Román Padín Otero


I´ve publicado cette article autour des bijoux surrealites dans ARTNOTES, le chic c´est freak


Valentino en París







Valentino, thèmes et variations
Musée des arts Décoratifs, Paris, 19 junio a 21 setiembre 2008
Una nueva retrospectiva celebra la carrera del diseñador Valentino. La espectacular exposición que acoge el Musée des arts Décoratifs parisino agrupa entorno a 200 modelos del creador italiano. La importancia del trabajo del couturier a lo largo de 45 años aparece resaltada por una espléndida mise en scéne creada para la ocasión y una organización de sus vestidos en torno a dos ámbitos plásticos. Las variaciones de su estilo elegante en rojo, negro y blanco ocupan una parte de la muestra. Las variaciones sobre los animal prints y las combinaciones de cromatismos con dibujos geométricos ocupa otra parte de la exposición. Un homenaje al estilo elegante y atemporal del couturier.

Las mujeres se convierten en cisnes etéreos cuando las viste Valentino, le decía con acento inglés un hombre elegante a una hermosa mujer en la mesa contigua a la mía en un restaurante del Faubourg Saint Honoré. A la lindeza, la guapa mujer contestó, y vosotros sois como astros del cine con sus trajes bien cortados. A pocos metros del restaurante, aún en la calle Rívoli, el monarca romano venido de la moda, Valentino Garavani, celebraba en un ala del Louvre sus temas y variaciones.
Y es cierto que si una bondad principal cabe atribuir al genio de Valentino, es que con los cortes de sus trajes de noche, los brocados de sus abrigos de fiesta, con las solapas de las americanas para el día, las mujeres están resplandecientes. El estilo de Valentino basado en la naturalidad de los drapeados evocadores de los paños mojados de la estatuaria clásica hace las siluetas gráciles. Las decoraciones de los puños, bolsillos, pecheras y botonaduras de sus creaciones compiten en belleza humorística con la genial Elsa Schiaparelli. El uso del blanco, el negro y el rojo como colores emblema no hace si no iluminar los rostros serenos de las mujeres que lo eligen como diseñador. Diría yo que la forma de celebrar el talento de un creador es reseñando la bella utilidad que tienen las piezas que crea. Desde luego Valentino, Yves Saint Laurent, Ungaro y Oscar de la Renta son los tetrarcas en el logro de embellecer mientras dan rienda suelta a su creatividad. Crean preciosas obras de arte para ensalzar a su clientas y maniquís. Al primero de esta lista sobresaliente se le dedica una exposición en París.
Louvre.
En una de las alas del Louvre, muy cerca del lugar donde se concibió el escenario para el sistema de la moda con el desparecido palacio de las Tullerías, el que fuera residencia de Napoleón III y Eugenia de Montijo, se dedica actualmente el espacio a las muestras de artes decorativas. Las llamadas alas Richelieu están decoradas con el fasto propio del II Imperio, unos escenarios idealizados enmarcados en volutas doradas y forrados en telas capitoné, donde a mediados del siglo XIX se exhibía la Corte. Un espacio donde ver y ser visto, donde lucir las galas propias de la dignidad del naciente Imperio. Era el lugar del recién nacido ámbito del fashion system. Hoy la moda sigue en esa parte del Louvre, dedicándose algunas habitaciones a los homenajes a los grandes diseñadores, entre ellos Valentino.
En la exposición del genio italiano se recuerdan sus ámbitos estéticos y se ponen en valor algunos de sus hitos creativos.
En la exposición se homenajean los colores rojo, blanco y negro empleados con opulencia por el diseñador. Vemos vestidos blancos, que evocan sin duda la maravillosa colección blanca del verano de 1968 del diseñador y junto a ellos aparecen conjuntos en rojo y negro organizados como el corifeo de una ópera. Allí los trajes lucidos por Taylor, Loren, Berenson, Veruschka, Paloma, comparten grandiosidad con otros de damas de la sociedad europea y americana.
En otra parte del edificio hay trajes estampados, objetos de capricho, dibujos y otros vestidos de gamas intermedias de color. De esta línea estética recordamos el traje verde aguamarina de satín y escote asimétrico que lució Jackie Kennedy en una visita a Camboya. Otros modelos en los que los bordados florales destacan sobre fondos de estampado y cuadros de Vichy con entretelas dando volumen. Destaca también un eclatante conjunto rosa palo con una chaqueta de fiesta abullonada con fantasía y una enorme cola sirena. Todo el universo elegante, sincero, de clásico equilibrio y digno mérito del oficio del buen corte se ubica en una exposición del recuerdo como esta de Valentino en el Louvre parisino. Una visión vital de la historia del vestido y la atemporalidad del clasicismo.
Román Padín Otero
Í´ve published this article on Valentino´s expo au musée de la mode de Paris dans ARTNOTES, voilá il estilo vero e ben trovato!

Sorolla en Nueva York




El naturalismo escenográfico
El Museo de Bellas Artes de Bilbao expone los murales que el pintor Joaquín Sorolla Bastida realizó por encargo de la Hispanic Society of América con sede en Nueva York en la segunda década del siglo pasado. Es una visión colorista y legendaria de las genealogías ibéricas, un lúcido arte a contracorriente de una época de vanguardias.
Museo de Bellas Artes de Bilbao. Pintura. 13 octubre 2008 a 18 enero 2009

La revisita de los grandes paneles que Sorolla pintó para este comitente americano, permite hacer un análisis del momento histórico en que las obras fueron ejecutadas por el artista. Es significativo mencionar que la forma de hacer del universo sorolliano, correspondía más al gusto clasicista de la época que a los dictados de las vanguardias. Al extremo de que hubieron de pasar décadas para que las axiales producciones de Sorolla, de Sert, de Zuloaga y de tantos otros artistas preciosistas se revalorizasen para el gusto avant la lettre, pues el clasicismo de sus discursos casi fue barrido por la violencia de los ismos. Son esos legados pictóricos realistas en sus diversas matizaciones, la cámara de las maravillas del arte a contracorriente de todos los tiempos.
Hubo un tiempo coincidente con el solsticio de la Belle Époque en la que el arte, la música y la moda basculaban entre el preciosismo modernista y la reinvención del mundo vanguardista. En esos años de 1889 a 1914 se escuchaban los dramas infinitos de Richard Wagner o las visionarias composiciones de Richard Strauss, los reinos del Walhalla y de Salomé respectivamente. Pero en esa época se vivía también al ritmo de otro Strauss, Johann hijo, autor de los célebres valses y se gozaba con las operetas como “El murciélago” de este compositor y también con “La viuda alegre” de Franz Lehár.
Esa escena musical sirve para poner en valor el panóptico cultural del momento del cambio del siglo, una época en la que se apreciaban las novedades artísticas y la innovación, a la vez que se ahondaba en las raíces nacionales europeas y se veían con curiosidad las relaciones sociales entre los representantes del Antiguo Régimen y la burguesía ascendente, las relaciones entre el viejo y el nuevo mundo.
Además en la época dialogaban las escuelas folkloristas como la rusa con compositores como Rimski-Korsakov y Borodin, con las reinterpretaciones de sus idealizaciones de lo popular a través de creaciones como las de los Ballets Russes quienes realizaban escenografías de moda con la Sheherezade del primero o las danzas Polovtsianas del segundo.
Las vanguardias avanzaban sobre estas visiones naturalistas y tardo románticas de la realidad e intentaban cambiar el mundo. El “Pájaro de Fuego” de Stravinsky o el “Sombrero de tres picos” de Manuel de Falla son ejemplos los avances modernos sobre la nostalgia del mundo perdido.
Las imágenes de esa época también hacían contrapunto entre el tardo romanticismo elegante y las iconoclastas vanguardias. Abriendo el camino del arte siglo XX los talentos de Picasso y los cubistas; Matisse y los fauvistas; Balla y los futuristas cohabitaban con los artistas que continuaban una línea de nuevo realismo influido en cierta medida por los Machiaolli en Italia, los impresionistas en Francia y los descubrimientos de Turner en el Reino Unido. Así desde Italia, aunque triunfando en París y vinculando al viejo mundo aristócrata con el nuevo mundo americano respaldado por las grandes fortunas aparecen los retratos realistas y luminosos de Giovanni Boldini. En Francia para pintar las efigies de todo el “gratin” y las escenas de la vida privada estaba Jacques-Émile Blanche. Y desde el Reino Unido, era Sir John Singer Sargent quien recogía con realismo la vida y los rostros de la alta sociedad al tiempo que los envolvía en refulgencias propias del reino moderno de la luz.
En este ámbito de “Un tiempo recobrado” es donde se localizan los catorce paneles sobre las “imágenes de la vida en las culturas populares de España” firmados por Joaquín Sorolla y Bastida (Valencia 1863- Madrid 1923), realizados entre los años 1912 y 1919. En estos cuadros se recogen todos los aspectos de la cultura de la época Proust a caballo entre el tiempo perdido y el tiempo recobrado que se han mencionado en las líneas precedentes. Los cuadros de Sorolla, lo mismo que los de su contemporáneo Sert son monumentales. Están realizados con un novedoso estilo inspirado en la luz y el color pero vinculado al realismo y alejado de las innovaciones formales de las vanguardias. Recogen escenas costumbristas no con una intención reaccionaria sino con una idea de arqueología del gusto y de los hábitos de gran modernidad que sirven además como archivo de la memoria de un tiempo real.
Las composiciones tienen aire teatral y recuerdan a la colocación de los personajes para una ópera en un gran teatro. Esto los hace más grandiosos pues realizados con la modernidad de la luz, emplean las composiciones de perspectivas fotográficas propias de los grandes pintores del siglo XX.
Además se trata de un conjunto sobre el viejo continente encargado por un estudioso del nuevo continente. Pues los 14 óleos fueron encargados a Sorolla por Archer Milton Huntington para la Hispanic Society de Nueva York. Son pues el pequeño homenaje a esa relación de Estados Unidos con Europa que de modo tan definitivo marcó la época del cambio de siglo.
Entre las escenas de fiesta en Sevilla, Semana Santa, el País Vasco o las vistas de Castilla se crea una música para el tiempo llena de colorismo y grandes gestos que sirven para recordar un tiempo pasado bajo la óptica narrativa del pintor. No lejanos a esta visión son los grupos de marineros o aristócratas o damas tantas veces retratados por Ignacio Zuloaga que nos permiten tener no sólo un visión de un conjunto artístico sublime si no también conocer la realidad de un tiempo a través de los ojos intelectuales del pintor con oficio y con interés por conocer más de la vida de los demás.
La pequeña representación idealizada del mundo de los años diez en España realizada por Sorolla para Nueva York y que ahora viaja a Bilbao es tanto un gesto de arqueología cultural como una axial representación del arte que navega a pesar de todo “á rebours”, a contracorriente. En las minorías se encuentra en ocasiones la clave.
Román Padín Otero
I´ve published con mi amiga Itxaso Mendiluce en el Mugalari este sublime texto sobre los paneles de Sorolla para la Hispanic de N.Y que se exponen en Bellas Artes de Bilbao....à rebours! abajo el conceptualismo, muera el minimal malo, merde pour la merde d´artiste, je m´en fou!...¿cuando volverán a hacer exposiciones en el CGAC?

sábado, 25 de octubre de 2008

Suso Fandiño, Jorge Perianes
















En MARCO de Vigo expo de Suso Fandiño y de Jorge Perianes, cars&landscapes...l´etat de l´sculpture d´aujourdhui!





Cole Porter, Mendelssohn




He publicado estos dos textos sobre Cole Porter y Mendelssohn en la revista Cavatina


Gala Gallegos del año


El grupo Correo Gallego organizó la Gala anual del Gallego del año...la convocatoria más lucida de la sociedad civil gallega. En Santiago de Compostela

viernes, 17 de octubre de 2008

Entorno a la expo RockmyReligion



Rock my Religion
El Domus Artium de Salamanca, conocido con el acrónimo DA2, acaba de inaugurar una gran exposición colectiva en la que se ponen en diálogo la creación plástica y la cultura del rock.
Obras de más de sesenta artistas han sido seleccionadas por Javier Panera en la voluntad de hacer un panóptico de la situación de la creación musical con las artes visuales desde los años cincuenta, en la época de Elvis, hasta los años 2000 con la cultura de la hipermodernidad en la que la cultura es el espectáculo? en ocasiones el espectáculo del rock.
Una banda de rock hizo resonar los muros de la antigua cárcel hoy convertida en museo durante el cóctel inaugural. En la entrada, las paredes estaban cubiertas de una frase transformada en arte óptico por Kendell Geers. El decorado daba la bienvenida al adicto al rockarte con lo que parecía leer rock y que en realidad ponía fuck. Esta diatriba entre la literalidad y la provocación es el leitmotiv que gravita sobre cada sala de esta gran exposición.
Es muy atractiva la sección dedicada al punk. Encontramos un homenaje al cineasta Derek Jarman. Este creador fallecido hace unos años dejó un legado estético comparable al de Fassbinder, con un universo lleno de bellezas culteranas y reinterpretaciones de obras y personajes clásicos. Su biografía fílmica de Caravaggio, su San Sebastián, el Eduardo II o su testamento titulado Blue, una imagen plana con la voz del artista en off realizada en su último año de vida, son algunas de sus magníficas creaciones. Hace poco uno de sus colaboradores Cerith Wyn Evans tuvo un one man show en Musac. Uno de sus coetáneos en políticas punks, el artista del vestido satírico Leigh Bowery, ha sido sujeto de múltiples homenajes póstumos y publicaciones. Ahora DA2 se hace eco de la importancia de estos creadores y programa a uno de ellos, el cineasta Jarman, en sus aportaciones al punk. Además hay carteles de los Sex Pistols, fotografías de Vivienne Westwood en una época incipiente de su carrera como creadora que la colocan a medio camino entre estilista, agiotista y maniquí. Hay en fin, una excelente pieza de Gilbert & George, que vuelve a repetir fuck como slogan del rock y el punk.
Una impresionante video instalación de Douglas Gordon, titulada las Bootleg Series, hace referencia a la química que se establece entre las estrellas del rock y sus audiencias.
En la pieza no solo son cautivadoras las imágenes, sino que la disposición de las pantallas de proyección es fascinante. Parece una pieza tan axial como lo pudo ser en su día el Mapping the Studio de Bruce Nauman, que pudo verse en el Stedelijk Museum de Ámsterdan hace pocas temporadas junto a las violentas esculturas instalación de Marc Bijl, quien también está presente en DA2. En Holanda junto a una moto se leía Ready to crash and burn. En Salamanca junto a una batería de rock se lee Live Fast die young.
Además, está presente el artista Saadane Afif con la pieza de las guitarras eléctricas que se presentó en la Documenta de Kassel y que sincronizadas interpretan una canción. El que fue su compañero de sala en una reciente exposición en Madrid, Alejandro Vidal, está presente con un excelente vídeo de Boxing y percusión, además de exhibir sus fotografías de estética musical en la Casa de las Conchas.
Hay excelentes obras, hasta completar varias decenas de creadores. A esta exposición le pasa como a los conciertos de Madonna, se imagina de qué tratan, casi todo el mundo conoce las canciones, se sabe que hay en ellos polémica e iconoclastia. Pero lo mejor es ir al estadio y bailar al ritmo de la reina del pop. En este caso, lo mejor es ir al museo y bailar al ritmo del arte.
Román Padín Otero
To-day en el correo gallego, fine & cosmopol


miércoles, 15 de octubre de 2008

COLECCIONES Y COLECCIONISTAS




I´ve published this text in Mugalari about Artium lately...voilá une pic dans la quelle je suis autour de l´année 1993 avec Laxeiro, Salvador et Jose..quince années aprés j´ai "Brideshead revisited"...dans la côte Galicienne


martes, 14 de octubre de 2008

HERMÉS Barcelona







HERMÉS opens new shop in Barcelona, nice and traditional...la maison des rêves! Román, j´adore!






sábado, 11 de octubre de 2008

la Fête DA2 Rock My Religion














De fête en el museo, homenaje a Derek Jarman, homenaje a Douglas Gordon y la fiesta del arte que no tiene edad...contrariamente a lo que piensan algunos anónimos...Román






Sâadane Afif en DA2 and more




Cómo mola lo de Sâadane...desde Dokumenta hasta Salamanca pasando por Elba Benítez y su Sabbatique organizado por Jose Castañal...akí Román con un bleu Mugler entre las guitars...ya me pondré esta camisa por la calles de Santiago, pero se estrenó desde París Place des Victoires en Salamanca...sacre bleu!