De geométrico décorUno de los más seguros recursos para realizar las decoraciones de espacios públicos y residencias privadas es el empleo de los juegos de simetrías.
Desde la antigüedad el orden clásico con frontón y nártex rodeados de columnas con largos fustes estriados sirve de referente a la forma sosegada de belleza. Durante el siglo XIX los pintores y escultores de la escuela neoclasicista con Jacques Louis David y Antonio Canova al frente, recuperaron ese gusto por la antigüedad en búsqueda de la pureza de aquellas sociedades Mediterráneas ya desaparecidas pero siempre evocadas.
Los cuadros de David colocaban a las personas en orden horizontal como si de un juego de triglifos y metopas se tratara y la vestimenta de sus personajes jugaba también al sincopado equilibrio de los pliegues.
En las esculturas de Cánova el blanco del mármol competía en pureza con un acabado pulido y unas formas sublimadas del cuerpo masculino y femenino que tendía al efecto simétrico de polos atrayentes.
Avanzado el siglo XIX la moda clasicista se sustituyó por otros estilos más arbóreos como la Secesión y el Modernismo. Sin embargo siempre ha quedado hasta nuestros días, un interés por los juegos de alteridad en las decoraciones de no importa que estilo. Dos jarrones chinos dialogan mejor que uno solo, dos jarras de Alcobaça seducen y dos lámparas de cristal de Bristol lo hacen igualmente.
El postmodernismo del final del siglo XX trajo las formas irregulares y los desparejamientos. Todo era mejor si era desequilibrado. Esa moda fue efímera y hoy en el inicio del siglo XXI volvemos al gusto por hacer simetrías.
En una residencia compostelana se combina el diseño industrial de muebles firmados por Starck con mobiliario Luís XVI y geométricas piezas de decoración, como porcelanas, lámparas de cristal y jarrones orientales. El efecto, aún cuando podría parecer una mezcolanza de estilos sin sentido, es muy efectivo. Así, cuadros abstractos de Antonio Murado dialogan con cerámicas decimonónicas y pinturas historicistas de Ignacio Goitia dialogan con mesas de diseño funcional. Todos los objetos de esa pequeña cámara de las maravillas instalada en el salón de la casa tienen un discurso propio y al tiempo tienen un idioma para todos ellos que hace que la semiótica de distintos estilos sea armoniosa.
En un espacio público de la provincia de León, se aplica la geometría como directriz de la decoración. Toda la gran casa está realizada en el bellísimo estilo español de alta época o llamado de otra forma en estilo de mueble castellano de anticuario.
Este estilo está de nuevo de actualidad y no son pocos los coleccionistas que están a la búsqueda de objetos de estas formas a medio camino entre el arte sacro y el ceremonial de una gran casa palaciega. El efectismo de esta decoración no reside solamente en el estilo único de la residencia, sino que la forma de disposición de los objetos en constante simetría mejora y embellece todas las salas con una gracia única y singular. Dos es mejor que uno, juegos de espejos y simetrías de décor.
Román Padín Otero
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