Cosas de artistas
Frente al panorama sociocultural de la actualidad son necesarias las cosas de artista. En un sentido absoluto, las cosas de artista son aquellas que se apartan de la convención y la previsibilidad, para instalarse en un ámbito de fantasía y dislate. Un Pigmalión que desea ver en carne y hueso a su estatua de piedra. Un Caravaggio que reinventa la luz. Un Mies van der Rohe que descubre la forma pura. Una Björk que hace del grito un canto. En todos los gestos de artista que trascienden, aparece además cierta ironía o sátira, una visión en la distancia, necesaria para separar el árbol del bosque.
Y es que hoy con la mímesis de la que ha sido objeto la escena cultural, fusionando en ella el mercado y el arte, se hace en ocasiones difícil ver más allá de los planteamientos puramente pecuniarios o económicos del ámbito cultural. Hoy que el ciclo económico sigue en sus bajos fondos, el arte y la cultura deben espabilar y ofrecer alternativas, ofrecer "cosas de artista". No olvidemos que la creatividad marca siempre el avance cultural, define el ritmo social y fomenta la bonanza económica.
Frente al desiderátum de un momento cultural lleno de gavillas de gestos de artista, el panorama artístico gallego se encuentra nublado, como en aquella ópera de Bellini, Il Pirata, en una de cuyas arias se dice, "¡ay, si pudiese disipar las nubes!?" Y aún con fuegos de artificio xacobeos, la nube del "no hay presupuesto" gravita en todas partes.
Frente a eso, a pesar de eso, Cosas que sólo un artista puede hacer, es la exposición que el MARCO de Vigo presenta en esta temporada para ironizar con la audiencia sobre la relatividad del ser y la levedad del discurso artístico.
Es una exposición colectiva comisariada por Javier Marroquí y David Arlandis que reúne obras, cada cual más simpática de un nutrido grupo de jóvenes creadores, artistas en activo, cotizantes esforzados de la escena laboral actual.
Vídeos, instalaciones y fotografías son el grueso de la muestra, todo fácil de transportar. Un vídeo recoge la acción de la artista Paola Pivi, quien hizo viajar en avión a un montón de peces de colores en sus peceras. La moraleja es la que quieran, desde el divertimento, a la ironía sobre la vida y el precio de las cosas.
Otra artista, Tere Recarens, se recoge en un vídeo barriendo las nubes del cielo sobre Berlín. Pocas cosas hay tan abstractas como el aire y sin embargo que necesitado está de limpieza ciertamente.
Un balcón Haussmann, en el medio de una sala sirve de pieza referencial a otra acción de Julien Berthier, que consistió en ir colocando esa pieza fin de siglo en distintas fachadas, para ironizar sobre la especulación, el feísmo y los estilos prefigurados.
Hay agujeros de tierra que se rellenan sin motivo, túneles que no se acaban, rutas por mar que parecen de argonauta, cohetes como calendarios y robos de electricidad a la academia de arte.
Además, un contrato de artista firmado por Enrique Lista, en el que se compromete a realizar una acción "artística" cada día. En la conversación con este artista, explica como vive de un trabajo "publicitario" y hace además arte conceptual. Eso sí, sin perder el ánimo de las cosas de artista para disipar la nubes que se ciernen sobre nosotros.
Y es que hoy con la mímesis de la que ha sido objeto la escena cultural, fusionando en ella el mercado y el arte, se hace en ocasiones difícil ver más allá de los planteamientos puramente pecuniarios o económicos del ámbito cultural. Hoy que el ciclo económico sigue en sus bajos fondos, el arte y la cultura deben espabilar y ofrecer alternativas, ofrecer "cosas de artista". No olvidemos que la creatividad marca siempre el avance cultural, define el ritmo social y fomenta la bonanza económica.
Frente al desiderátum de un momento cultural lleno de gavillas de gestos de artista, el panorama artístico gallego se encuentra nublado, como en aquella ópera de Bellini, Il Pirata, en una de cuyas arias se dice, "¡ay, si pudiese disipar las nubes!?" Y aún con fuegos de artificio xacobeos, la nube del "no hay presupuesto" gravita en todas partes.
Frente a eso, a pesar de eso, Cosas que sólo un artista puede hacer, es la exposición que el MARCO de Vigo presenta en esta temporada para ironizar con la audiencia sobre la relatividad del ser y la levedad del discurso artístico.
Es una exposición colectiva comisariada por Javier Marroquí y David Arlandis que reúne obras, cada cual más simpática de un nutrido grupo de jóvenes creadores, artistas en activo, cotizantes esforzados de la escena laboral actual.
Vídeos, instalaciones y fotografías son el grueso de la muestra, todo fácil de transportar. Un vídeo recoge la acción de la artista Paola Pivi, quien hizo viajar en avión a un montón de peces de colores en sus peceras. La moraleja es la que quieran, desde el divertimento, a la ironía sobre la vida y el precio de las cosas.
Otra artista, Tere Recarens, se recoge en un vídeo barriendo las nubes del cielo sobre Berlín. Pocas cosas hay tan abstractas como el aire y sin embargo que necesitado está de limpieza ciertamente.
Un balcón Haussmann, en el medio de una sala sirve de pieza referencial a otra acción de Julien Berthier, que consistió en ir colocando esa pieza fin de siglo en distintas fachadas, para ironizar sobre la especulación, el feísmo y los estilos prefigurados.
Hay agujeros de tierra que se rellenan sin motivo, túneles que no se acaban, rutas por mar que parecen de argonauta, cohetes como calendarios y robos de electricidad a la academia de arte.
Además, un contrato de artista firmado por Enrique Lista, en el que se compromete a realizar una acción "artística" cada día. En la conversación con este artista, explica como vive de un trabajo "publicitario" y hace además arte conceptual. Eso sí, sin perder el ánimo de las cosas de artista para disipar la nubes que se ciernen sobre nosotros.
Román Padín Otero
He publicado today este artículo sobre la exposición, "Cosas que sólo un artista puede hacer" del Marco de Vigo