Vistiendo una época con los Regojo
ROMÁN PADÍN OTERO
En Galicia y fuera de ella durante varias décadas el apellido Regojo era sinónimo de camisas. El grupo empresarial con sede en Redondela empleaba desde finales de los años cincuenta en sus fábricas y redes comerciales a más de mil quinientas personas, comercializaba sus marcas Dalí y la homónima del nombre familiar en toda la península Ibérica. Son empresarios audaces con una analítica perspectiva del mercado que les impulsa a invertir en márquetin, en tecnología y diversidad de producto. En torno a los años centrales de la década de los sesenta y primeros setenta, hicieron además una apuesta arriesgada y “avant la lettre”, convirtiéndose en la primera marca fabricante de textil que se anunciaba en televisión, nada menos que con la presencia en sus spots del artista Salvador Dalí.Ese sueño empresarial, no de modo exactamente igual pero sí en variantes adaptadas a los tiempos, a los intereses de las nuevas generaciones, a la estructura del mercado y la industria, continúa en la actualidad en negocios gestionados por miembros de la familia Regojo, como es el caso de las empresas de Pedro Regojo Otero, entre otras las firmas Quebramar y Amura.Los inicios de esta épica aventura industrial no son de leyenda, pero sí tienen todos ellos elementos de esfuerzo, inteligencia, azar, constancia y valentía que caracterizan a las grandes empresas. Tanto las mercantiles como las filantrópicas, culturales o científicas, pues todas ellas necesitan de un gran hombre que “siembre ilusión y recoja resultados”.José Regojo Rodríguez, el patriarca de esta gran familia, nació en la provincia de Zamora y buscando fortuna se trasladó a Portugal. En Lisboa se dedicó a la venta de puntillas para hacer cuellos, puños, pecheras y otros elementos del vestuario. Su actividad como representante vendedor de género prosperó con fluidez y pronto contó con la colaboración de sus hermanos para avanzar en el trabajo. En una ocasión que estaba haciendo cola para visitar a un gran almacenista en una céntrica calle comercial lisboeta, advirtió que otro vendedor entraba directamente en el despacho de la dirección para ser recibido inmediatamente. Preguntó por qué pasaba sin esperar turno y le respondieron que ese vendedor traía un producto nuevo, camisas de confección.En poco menos de dos temporadas José Regojo tenía su propia fábrica de camisas, luego otra sede industrial en su Zamora natal que dedicaba a hilaturas y finalmente la inversión en Galicia, a donde se trasladó tras su matrimonio.En una cita en el centro gallego de Lisboa habían asistido personas conocidas de la sociedad gallega. Allí conoció a la que sería su mujer y madre de sus hijos, Rita Otero Fernández, una dama perteneciente a una conocida familia de intelectuales y científicos de Redondela. Entre otros, su hermano, Alejandro Otero, fue un muy conocido médico e influyente político de la primera mitad del siglo. El matrimonio formado por José y Rita se instaló en Redondela, donde habrían de ir construyendo la importante estructura empresarial de camisas y tejidos. En una época la familia vivió en el centro de la villa y poco después se trasladaron al pazo familiar, que servía además de centro de reuniones para recibir a todos los amigos y familiares que visitaban con frecuencia a José y su mujer, personas de gran bondad, respeto a los demás y templanza.Los tres hijos del matrimonio colaboraron en la empresa familiar en distintas secciones. Pedro, el pequeño, en gerencia, y sus hermanos Juan Ángel y José, ingeniero textil, el primero, lo mismo que Pedro, y economista, el segundo, en otros departamentos.Entre las hijas, es muy conocida por sus labores filantrópicas Rita Regojo, quien está además casada con Adriano Marqués de Magallanes. Y es un hijo de este matrimonio, Alejandro, quien gerencia una de las empresas fundadas por la familia, Partenón, que en la actualidad vive una época de expansión.Otra hermana, Teresa, vive en Lisboa, donde uno de sus hijos, José Regojo Velasco, gerencia el grupo en Portugal. Otras de las hermanas, Conchita y Alejandrina, son también conocedoras del sector textil. Quien nos cuenta todos estos detalles sobre la familia es Pedro Regojo Otero, que vive en Vigo y tiene una importante presencia actualmente en el sector textil, ya no sólo él sino con la ayuda de sus hijos, algunos de los cuales se ocupan de ramas o segmentos autónomos de los negocios fundados por el apellido Regojo.Pedro se casó Poti Balboa, son padres de nada menos que ¡once licenciados! Entre estos Regojo de tercera generación hay arquitectos, médicos, ingenieros, un abogado, un periodista y un empresario. Y, cómo no, algunos continuadores del talento del abuelo y el padre en la actividad mercantil. Felipe se ocupa junto a Belén de segmentos de los negocios fundados por su padre y desarro-llados por ellos.Sin duda, Regojo, en la actualidad, no se asimila sólo a camisas sino a tradición empresarial, respeto a la memoria del abuelo y contemporaneidad en sus líneas de ropa deportiva y sport urbano. El futuro es suyo.
Con las camisas más artísticas del mundo. Vestir Salvador Dalí
La familia Regojo ha mantenido desde siempre unas excelentes relaciones con numerosas personalidades de la vida cultural y social. La bonhomía de Pedro Regojo, heredada de la bondad natural de su padre, José Regojo, les coloca a todos los miembros de la familia en posición de grandes anfitriones. Entre otras visitas entrañables recibió la familia a don Juan, el conde de Barcelona, en sus visitas a tierras gallegas.Otra gran persona que frecuentaron los Regojo fue Salvador Dalí. En los años sesenta, cuando Pedro estaba estudiando Ingeniería en Barcelona, le propuso a su padre montar una delegación en Cataluña. El padre se sintió sorprendido pues era Cataluña la sede primera del textil. ¿Cómo iban a vender desde Galicia en la sede de los grandes fabricantes? Lograron vender miles de camisas a la semana en las tiendas minoristas y en los grandes almacenes de la época. Para hacer publicidad colaboraron con celebridades del teatro y la vida cultural. En ese plan de márquetin, una de las personas claves fue Salvador Dalí, a quien Pedro visitó en su casa museo con la intención de proponerle ser imagen de sus camisas. Dalí fue muy afable con Pedro Regojo, y en la casa del genio conoció también a Gala y a muchas celebridades del círculo de la pareja. De la relación surgió una gran amistad y la marca Dalí, pues el artista cedió su nombre para todo el mundo a los Regojo con el fin de hacer las “camisas de Dalí”. Una campaña de publicidad por televisión y prensa mostraba al genio haciendo notar la excelencia de las camisas y constituyó esta relación una gran amistad para los Regojo y, por supuesto, un magnífico negocio para ambas partes, pues las camisas Dalí se vendían tanto como se imaginan que permite la imagen de uno de los más universales españoles que fue llevado al prêt à porter, ¡por un gallego y su familia!En la actualidad las líneas sport y marinera de los Regojo bajo los nombres Amura y Quebramar, están vinculadas a los aficionados a la vela y al deporte. Las firmas visten a los piragüistas olímpicos gallegos y a muchos aficionados y celebridades del mundo de la vela.
La larga trayectoria de tres generaciones en el mundo mercantil
Pedro Regojo es en la actualidad presidente de la Asociación del Textil de Galicia. Desde esta posición y desde su experiencia mercantil de décadas, analiza las sucesivas reestructuraciones del sector. Recuerda como su padre, fundador de la industria Regojo, tenía gran visión para el mercado y una denodada dedicación hacia el establecimiento de estructura fabril que en la época de la segunda mitad del siglo XX en España era esencial para conseguir producir en plena autarquía y ralentización del comercio internacional del país. Destaca que, en la actualidad, eficacia y eficiencia deben combinarse para poner en el mercado productos con elementos diferenciales y adaptabilidad de costes que puedan competir. Así hoy sus empresas se centran en el diseño tecnológico hecho en Galicia y buscan la manufactura allí donde mejor se equilibra calidad y precio. En su propia experiencia refiere los éxitos de su empresa familiar, Regojo, cuando empleaba más de 1.500 trabajadores en los años setenta y sesenta. Menciona también la época de cambios que tuvieron que afrontar en su actividad textil, dejando de trabajar con la empresa matriz y derivando su forma de vida hacia otros negocios, a consecuencia del acceso al mercado español en la década de los ochenta de fuertes importaciones asiáticas a bajo precio que hicieron insostenible el negocio, ya entonces necesitado de nuevas estrategias. En esa década tuvieron que reiniciar su presencia derivándose hacia el sector de ropa deportiva y de sport, que comercializan hoy con sus empresas Amura y Quebramar. En la actualidad son los hijos de Pedro, Belén y Felipe, sus sobrinos Alejandro Marqués Regojo y Pepe Regojo Velasco quienes espolean la pujante actividad de la familia en Galicia y Portugal.
En Galicia y fuera de ella durante varias décadas el apellido Regojo era sinónimo de camisas. El grupo empresarial con sede en Redondela empleaba desde finales de los años cincuenta en sus fábricas y redes comerciales a más de mil quinientas personas, comercializaba sus marcas Dalí y la homónima del nombre familiar en toda la península Ibérica. Son empresarios audaces con una analítica perspectiva del mercado que les impulsa a invertir en márquetin, en tecnología y diversidad de producto. En torno a los años centrales de la década de los sesenta y primeros setenta, hicieron además una apuesta arriesgada y “avant la lettre”, convirtiéndose en la primera marca fabricante de textil que se anunciaba en televisión, nada menos que con la presencia en sus spots del artista Salvador Dalí.Ese sueño empresarial, no de modo exactamente igual pero sí en variantes adaptadas a los tiempos, a los intereses de las nuevas generaciones, a la estructura del mercado y la industria, continúa en la actualidad en negocios gestionados por miembros de la familia Regojo, como es el caso de las empresas de Pedro Regojo Otero, entre otras las firmas Quebramar y Amura.Los inicios de esta épica aventura industrial no son de leyenda, pero sí tienen todos ellos elementos de esfuerzo, inteligencia, azar, constancia y valentía que caracterizan a las grandes empresas. Tanto las mercantiles como las filantrópicas, culturales o científicas, pues todas ellas necesitan de un gran hombre que “siembre ilusión y recoja resultados”.José Regojo Rodríguez, el patriarca de esta gran familia, nació en la provincia de Zamora y buscando fortuna se trasladó a Portugal. En Lisboa se dedicó a la venta de puntillas para hacer cuellos, puños, pecheras y otros elementos del vestuario. Su actividad como representante vendedor de género prosperó con fluidez y pronto contó con la colaboración de sus hermanos para avanzar en el trabajo. En una ocasión que estaba haciendo cola para visitar a un gran almacenista en una céntrica calle comercial lisboeta, advirtió que otro vendedor entraba directamente en el despacho de la dirección para ser recibido inmediatamente. Preguntó por qué pasaba sin esperar turno y le respondieron que ese vendedor traía un producto nuevo, camisas de confección.En poco menos de dos temporadas José Regojo tenía su propia fábrica de camisas, luego otra sede industrial en su Zamora natal que dedicaba a hilaturas y finalmente la inversión en Galicia, a donde se trasladó tras su matrimonio.En una cita en el centro gallego de Lisboa habían asistido personas conocidas de la sociedad gallega. Allí conoció a la que sería su mujer y madre de sus hijos, Rita Otero Fernández, una dama perteneciente a una conocida familia de intelectuales y científicos de Redondela. Entre otros, su hermano, Alejandro Otero, fue un muy conocido médico e influyente político de la primera mitad del siglo. El matrimonio formado por José y Rita se instaló en Redondela, donde habrían de ir construyendo la importante estructura empresarial de camisas y tejidos. En una época la familia vivió en el centro de la villa y poco después se trasladaron al pazo familiar, que servía además de centro de reuniones para recibir a todos los amigos y familiares que visitaban con frecuencia a José y su mujer, personas de gran bondad, respeto a los demás y templanza.Los tres hijos del matrimonio colaboraron en la empresa familiar en distintas secciones. Pedro, el pequeño, en gerencia, y sus hermanos Juan Ángel y José, ingeniero textil, el primero, lo mismo que Pedro, y economista, el segundo, en otros departamentos.Entre las hijas, es muy conocida por sus labores filantrópicas Rita Regojo, quien está además casada con Adriano Marqués de Magallanes. Y es un hijo de este matrimonio, Alejandro, quien gerencia una de las empresas fundadas por la familia, Partenón, que en la actualidad vive una época de expansión.Otra hermana, Teresa, vive en Lisboa, donde uno de sus hijos, José Regojo Velasco, gerencia el grupo en Portugal. Otras de las hermanas, Conchita y Alejandrina, son también conocedoras del sector textil. Quien nos cuenta todos estos detalles sobre la familia es Pedro Regojo Otero, que vive en Vigo y tiene una importante presencia actualmente en el sector textil, ya no sólo él sino con la ayuda de sus hijos, algunos de los cuales se ocupan de ramas o segmentos autónomos de los negocios fundados por el apellido Regojo.Pedro se casó Poti Balboa, son padres de nada menos que ¡once licenciados! Entre estos Regojo de tercera generación hay arquitectos, médicos, ingenieros, un abogado, un periodista y un empresario. Y, cómo no, algunos continuadores del talento del abuelo y el padre en la actividad mercantil. Felipe se ocupa junto a Belén de segmentos de los negocios fundados por su padre y desarro-llados por ellos.Sin duda, Regojo, en la actualidad, no se asimila sólo a camisas sino a tradición empresarial, respeto a la memoria del abuelo y contemporaneidad en sus líneas de ropa deportiva y sport urbano. El futuro es suyo.
Con las camisas más artísticas del mundo. Vestir Salvador Dalí
La familia Regojo ha mantenido desde siempre unas excelentes relaciones con numerosas personalidades de la vida cultural y social. La bonhomía de Pedro Regojo, heredada de la bondad natural de su padre, José Regojo, les coloca a todos los miembros de la familia en posición de grandes anfitriones. Entre otras visitas entrañables recibió la familia a don Juan, el conde de Barcelona, en sus visitas a tierras gallegas.Otra gran persona que frecuentaron los Regojo fue Salvador Dalí. En los años sesenta, cuando Pedro estaba estudiando Ingeniería en Barcelona, le propuso a su padre montar una delegación en Cataluña. El padre se sintió sorprendido pues era Cataluña la sede primera del textil. ¿Cómo iban a vender desde Galicia en la sede de los grandes fabricantes? Lograron vender miles de camisas a la semana en las tiendas minoristas y en los grandes almacenes de la época. Para hacer publicidad colaboraron con celebridades del teatro y la vida cultural. En ese plan de márquetin, una de las personas claves fue Salvador Dalí, a quien Pedro visitó en su casa museo con la intención de proponerle ser imagen de sus camisas. Dalí fue muy afable con Pedro Regojo, y en la casa del genio conoció también a Gala y a muchas celebridades del círculo de la pareja. De la relación surgió una gran amistad y la marca Dalí, pues el artista cedió su nombre para todo el mundo a los Regojo con el fin de hacer las “camisas de Dalí”. Una campaña de publicidad por televisión y prensa mostraba al genio haciendo notar la excelencia de las camisas y constituyó esta relación una gran amistad para los Regojo y, por supuesto, un magnífico negocio para ambas partes, pues las camisas Dalí se vendían tanto como se imaginan que permite la imagen de uno de los más universales españoles que fue llevado al prêt à porter, ¡por un gallego y su familia!En la actualidad las líneas sport y marinera de los Regojo bajo los nombres Amura y Quebramar, están vinculadas a los aficionados a la vela y al deporte. Las firmas visten a los piragüistas olímpicos gallegos y a muchos aficionados y celebridades del mundo de la vela.
La larga trayectoria de tres generaciones en el mundo mercantil
Pedro Regojo es en la actualidad presidente de la Asociación del Textil de Galicia. Desde esta posición y desde su experiencia mercantil de décadas, analiza las sucesivas reestructuraciones del sector. Recuerda como su padre, fundador de la industria Regojo, tenía gran visión para el mercado y una denodada dedicación hacia el establecimiento de estructura fabril que en la época de la segunda mitad del siglo XX en España era esencial para conseguir producir en plena autarquía y ralentización del comercio internacional del país. Destaca que, en la actualidad, eficacia y eficiencia deben combinarse para poner en el mercado productos con elementos diferenciales y adaptabilidad de costes que puedan competir. Así hoy sus empresas se centran en el diseño tecnológico hecho en Galicia y buscan la manufactura allí donde mejor se equilibra calidad y precio. En su propia experiencia refiere los éxitos de su empresa familiar, Regojo, cuando empleaba más de 1.500 trabajadores en los años setenta y sesenta. Menciona también la época de cambios que tuvieron que afrontar en su actividad textil, dejando de trabajar con la empresa matriz y derivando su forma de vida hacia otros negocios, a consecuencia del acceso al mercado español en la década de los ochenta de fuertes importaciones asiáticas a bajo precio que hicieron insostenible el negocio, ya entonces necesitado de nuevas estrategias. En esa década tuvieron que reiniciar su presencia derivándose hacia el sector de ropa deportiva y de sport, que comercializan hoy con sus empresas Amura y Quebramar. En la actualidad son los hijos de Pedro, Belén y Felipe, sus sobrinos Alejandro Marqués Regojo y Pepe Regojo Velasco quienes espolean la pujante actividad de la familia en Galicia y Portugal.
To-day en el correo gallego about Dalí et la mode! allez au Meurice!!