viernes, 3 de septiembre de 2010

Sentir sin límites

http://www.youtube.com/watch?v=RLoHcB8A63M


http://www.youtube.com/watch?v=iYOVxK-6ZSE

http://www.youtube.com/watch?v=_1AzdRxlC0E

http://www.youtube.com/watch?v=q4xb9TSIITY

Sentir sin límites
Hace unos días se me cerró la puerta y me quedaron las llaves dentro. Varias personas se congregaron en el rellano, algún amigo, una vecina, un repartidor, se agolparon conmigo alrededor de la cerradura para intentar en vano abrir con una hoja de plástico y muchos empujones, un portón que resultó infranqueable.
Al final llamamos a un cerrajero y en dos segundos consiguió lo que nosotros llevábamos varias horas intentando hacer, abrir la puerta.
En los sentimientos ocurre algo semejante a lo que describe esa pequeña historia banal, a veces hacemos grandes aspavientos y no conseguimos conmover ni un ápice y en otras ocasiones, somos cerrajeros y con un solo susurro abrimos el camino. A veces el camino no se abre por dudas y otras por simple cuestión de comodidad. A veces, sentir sin límites resulta complicado y en nuestro mundo hipermoderno hay quien prefiere no tener compromiso y no arriesgarse a que le abran la puerta...y sólo deja el paso franco cuando aparecen los bomberos, tiran las hojas de madera y lo dejan todo hecho un lío.
Realmente los sentimientos sin límites, alcanzados en la lasitud de la voluntad o en la agitación del forcejeo, son el leitmotiv que ha hecho existir la creación artística desde siempre. El artista fascinado por el modelo ideal o entregado a narrar los sentimientos pasionales más profundos es el motor de las artes plásticas en algunas de sus páginas más axiales.
Un famoso cuadro de Jean-Honoré Fragonard titulado La llave, muestra a una pareja forcejeando con dulzura rococó, intentando la dama, tomar la llave para escapar de la alcoba, mientras admite con gesto de éxtasis los abrazos del caballero. Esa puerta no se abre y es lo deseado, pues deja los sentimientos encerrados en secretos de dormitorio.
El Liebestod en la ópera Tristán e Isolda de Richard Wagner, es la escena dramática final del melodrama. En ella, la heroína exclama el sentimiento infinito que le produce el amor absoluto que siente por Tristán, de un modo sublime y centrado en el inmovilismo del recuerdo. Lo expresa sintiendo el amor "en el universo suspirante de la respiración del mundo".
En la cultura pop hay también ejemplos idóneos del sentimiento sin límites. Take a walk in the wilde side, de Lou Reed, sería un modo transmoderno de ver un sentimiento absoluto. El universo musical de Sade y sus temas amatorios, en los que afirma luchar por el amor como un soldado o querer como una roca, serían también ejemplo de sentir sin límites en la contemporaneidad artística. Una forma de vida en sentimientos exaltados que agudiza los sentidos y enciende el talento, abriendo las puertas del corazón.

Román Padín Otero
http://www.elcorreogallego.es/tendencias/ecg/sentir-limites/idEdicion-2010-09-04/idNoticia-585975/