EL HOMBRE VESTIDO
El Centro Galego de Arte Contemporánea acoge en la actualidad la exposición titulada Sur le dandysme aujourd´hui. Una muestra que repasa la evolución del tratamiento de la apariencia e identidad masculina en el arte contemporáneo de las últimas décadas.
La imagen del hombre en el antiguo régimen, es decir antes de la Revolución Francesa, tomaba por referente el protocolo de la Corte. El rey y los aristócratas servían de modelos a seguir en lo que a la toilette se refería. Los elegantes aceptaban un decoro impuesto por los reyes que además, en el caso de la Corte de Versalles, era de gusto opulento y caro.
La guillotina, objeto con el que se abre la exposición sobre el dandismo, es el símbolo del paso al Nuevo Régimen. Atrás quedan los aristócratas como referentes de la elegancia que son sustituidos progresivamente por la burguesía, los artistas, los actores y aún en la actualidad por los futbolistas. La palabra chic, tiene un origen siniestro, pues es la onomatopeya del sigiloso corte de la guillotina. Los que eran chic antes fueron sustituidos a golpe de cuchilla por otros nuevos elegantes, los revolucionarios.
Las plazas de París, escenario de los gritos revolucionarios, están presentes en la exposición a través de varios dibujos deliciosos. Y está también presente la antigüedad clásica como estado puro de desnudez del cuerpo masculino y su evolución hacia otras formas de representación del hombre vestido, como la estrella pop, el rey del Glam o el eterno adolescente.
Envolviendo el discurso del cambio en la apariencia del hombre que se guía por los consejos de la publicidad, se advierte en la exposición el eco del decálogo del decadentismo, la novela de Huysmans A contrapelo. En ella, el personaje, Des Esseintes, no sólo gusta de hacer de su vida una forma de arte y de vestirse con ropas suntuosas. También aprecia las flores tropicales de formas carnosas, aborrece los viajes, elige la soledad de la habitación y se rodea de exotismo.
Todos estos elementos conforman las coordenadas en las que se mueve la imagen del hombre vestido a lo largo del siglo XX y en el actual siglo XXI. Los artistas toman debida cuenta de los cambios en la apariencia del hombre y lo reflejan en sus obras. Así hay piezas en la exposición que recrean flores y formas sinuosas. Hay retratos de cambio de aspecto sin moverse del estudio. Hay decoraciones de cuerpos y juegos contra la convención como los de David Bowie, Andy Warhol, Jeff Koons, Francesco Vezzoli y el siempre eterno barón de Montesquiou retratado por Boldini.
En estos días se están celebrando los desfiles del prêt à porter masculino en capitales como Milán o París. Es interesante ver como en el final de la década, la apariencia que proponen los diseñadores para el hombre del siglo XXI, bascula entre la simplicidad más austera y el exceso más grande. Una de las bondades del momento actual es que todo vale, no hace falta tener por referente al aristócrata para vestirse con adecuación. Hoy el dandismo no está en las apariencias infrecuentes, pues de ellas vive la sociedad mediática y como vemos es una sociedad que engulle todo. El dandismo hoy está en la vuelta a la intelectualidad despreocupada de su aspecto. Un tema del que saben mucho los diseñadores actuales. El arte de vestirse consiste hoy en volver a los básicos.
La imagen del hombre en el antiguo régimen, es decir antes de la Revolución Francesa, tomaba por referente el protocolo de la Corte. El rey y los aristócratas servían de modelos a seguir en lo que a la toilette se refería. Los elegantes aceptaban un decoro impuesto por los reyes que además, en el caso de la Corte de Versalles, era de gusto opulento y caro.
La guillotina, objeto con el que se abre la exposición sobre el dandismo, es el símbolo del paso al Nuevo Régimen. Atrás quedan los aristócratas como referentes de la elegancia que son sustituidos progresivamente por la burguesía, los artistas, los actores y aún en la actualidad por los futbolistas. La palabra chic, tiene un origen siniestro, pues es la onomatopeya del sigiloso corte de la guillotina. Los que eran chic antes fueron sustituidos a golpe de cuchilla por otros nuevos elegantes, los revolucionarios.
Las plazas de París, escenario de los gritos revolucionarios, están presentes en la exposición a través de varios dibujos deliciosos. Y está también presente la antigüedad clásica como estado puro de desnudez del cuerpo masculino y su evolución hacia otras formas de representación del hombre vestido, como la estrella pop, el rey del Glam o el eterno adolescente.
Envolviendo el discurso del cambio en la apariencia del hombre que se guía por los consejos de la publicidad, se advierte en la exposición el eco del decálogo del decadentismo, la novela de Huysmans A contrapelo. En ella, el personaje, Des Esseintes, no sólo gusta de hacer de su vida una forma de arte y de vestirse con ropas suntuosas. También aprecia las flores tropicales de formas carnosas, aborrece los viajes, elige la soledad de la habitación y se rodea de exotismo.
Todos estos elementos conforman las coordenadas en las que se mueve la imagen del hombre vestido a lo largo del siglo XX y en el actual siglo XXI. Los artistas toman debida cuenta de los cambios en la apariencia del hombre y lo reflejan en sus obras. Así hay piezas en la exposición que recrean flores y formas sinuosas. Hay retratos de cambio de aspecto sin moverse del estudio. Hay decoraciones de cuerpos y juegos contra la convención como los de David Bowie, Andy Warhol, Jeff Koons, Francesco Vezzoli y el siempre eterno barón de Montesquiou retratado por Boldini.
En estos días se están celebrando los desfiles del prêt à porter masculino en capitales como Milán o París. Es interesante ver como en el final de la década, la apariencia que proponen los diseñadores para el hombre del siglo XXI, bascula entre la simplicidad más austera y el exceso más grande. Una de las bondades del momento actual es que todo vale, no hace falta tener por referente al aristócrata para vestirse con adecuación. Hoy el dandismo no está en las apariencias infrecuentes, pues de ellas vive la sociedad mediática y como vemos es una sociedad que engulle todo. El dandismo hoy está en la vuelta a la intelectualidad despreocupada de su aspecto. Un tema del que saben mucho los diseñadores actuales. El arte de vestirse consiste hoy en volver a los básicos.
He publicado este artículo sobre el hombre sus trajes y el arte, entorno a la exposición del CGAC, "Sur le dandysme aujourd´hui"...just a fitted suit babe...