LA CASA DE SERRALVES HABITADA POR FRANCESCO VEZZOLI
Casa de Serralves. Fundação Serralves. PortoHasta el 10 de abrilEl empleo del vídeo como soporte al discurso artístico, es hoy en día,secundado por un buen puñado de creadores. Sin embargo, el petit point(bordado), primera de las "medias" empleadas por Francesco Vezzoli paraarticular su trabajo, es un novum. Videos y bordados habitados por unimaginario de divas y pasiones, sustentan el entorno discursivo de estegenial artista.La Casa de Serralves aloja al gineceo de Francesco Vezzoli. El artista italianonacido en 1971, vive rodeado de las figuras, principalmente femeninas,protagonistas de la era dorada de la cinematografía, la moda, elmelodrama y la alta sociedad. Tiene un imaginario forjado a partir deobsesiones adolescentes, que ha desarrollado y canalizado con rigor,tomando documentación de revistas de moda, films, páginas musicales ycoleccionismo de bibelots decorativos y otras superficialidades esenciales.En ese universo, la belleza y la elegancia, ocultaban cualquier sentimientode soledad o desesperación. La intangibilidad de la belleza aparente erala llave del mundo, y es la que emplea Vezzoli para abrirnos a los rinconesmás dolorosos, humanos y frágiles de la vida de los arquetipos máspopulares. Esa cohorte de actrices, actores, divas, aristócratas, modelos,cantantes, personajes mitológicos en suma, son desempolvados porVezzoli, atribuyéndoles nuevas representaciones, que realiza con éxito,ofreciendo además, una revisión crítica de las pasiones humanas. Ante lasopulentes riquezas de estos personajes, pensaríamos que nada les hacefrágiles, y sin embargo gracias a la intermediación de Vezzoli, podemosconocer en ellos, matices y cortes transversales de origen intelectual y dereferencias a la historia del arte, la cultura y las civilizaciones, que consiguenen ocasiones derribarlos.No trata, el universo de Vezzoli, de saturaciones pop con elementos cursisdel mercado consumista. Antes bien, su percepción implacablementesofisticada y chic de la mitología contemporánea, se forja trufando lasinformaciones de la prensa con unas densas dosis de alta cultura. Así mezclaa Passolini con Mackintosh. Mezcla a Jean Cocteau con Bianca Jagger.Mezcla el fado de Amalia con Lauren Bacall. Mezcla Visconti con BruceNauman. ¡Todo un reto!.EL CINE INSPIRADOREn sus primeras piezas realizadas con bordado, sobre impresiones digitales,se reproducían por géneros, a un lado el femenino, enfrente el masculino,los más bellos personajes de films de Luchino Visconti. En unaarqueología de la memoria y del diálogo amoroso, se alineaban HelmutBeguer, Burt Lancaster, Dirk Bogarde. Enfrente Silvana Mangano, ClaudiaCardinale, Marisa Berenson, en sus respectivos papeles de Muerte enVenecia y El gatopardo. Son polos opuestos que se atraen como magiapara el futuro de la humanidad. Todo es hasta ese momento cinematografía,hasta que la mirada curiosa de las piezas, hace notar las lágrimasdoradas y plateadas, bordadas en los ojos impertérritos de los astros delceluloide. ¡Ellos también sienten!.En su vídeocreación, The embroided trilogy, tres filmaciones realizadasentre 1997 y 1999, tres divas de otro tiempo, se dejan arrastrar, en unossofocantes y lujosos interiores por la desesperación de la soledad. IvaZanicchi, Valentina Cortese y Franca Valeri, en una metáfora del divismo,se envuelven en pesados maquillajes y decorados, para romper esa puestaen escena, con inquietantes comportamientos que descontextualizan alobservador. En el caso de la Cortese, el divismo del personaje se quiebra,cuando declama histriónica el texto de la canción "Help" de The Beatles.Pide ayuda de un modo tan inusual, que el observador, se siente intimidado.Una de las facultades de Vezzoli, es la de ser capaz de mostrar el hazy el envés, el patetismo y el glamour de los grandes personajes al mismotiempo. Es la ubicuidad de lo oculto, algo que quizá no percibimos, peroque está siempre presente.EL CINE Y LA MODAEn la presente muestra de Serralves, se exhibe tambien la videocreaciónde 1999, Trilogía del amor- autorretrato con Marisa Berenson en el papelde Edith Piaf. En un juego de identidades, y con una clara recuperación deimágenes extraordinarias, la actriz y modelo Marisa Berenson, representael nacimiento, el matrimonio y la muerte, jugando al papel de Piaf, al fingirun playback de la canción Les trois cloches. La nieta de ElsaSchiapparelli, musa de Kubrik y Visconti, sirve de vehículo para el discursode amor imposible hacia los mitos y su intangibilidad. Aunque, en unavuelta de tuerca, Vezzoli, la alcanza cuando se une a ella en matrimonio,tan solo por el cruce de sus miradas. Entre los preciosismos de la producción,se destacan los vestidos de Valentino, que la diva exhibe en toda lasescenas.LA VOZ HUMANAEl poeta, pintor, celebridad y cineasta Jean Cocteau, representa otro de losfocos de atención de Vezzoli. No solo recrea sus dibujos en bordados bellísimos,en un juego de homenaje. Si no que el monólogo dramático, Lavoix humaine, sirve de excusa para otra vídeocreación. La pieza originaria,recoge la angustiosa soledad de una mujer, amante abandonada, queintentando lo imposible, procura recuperar el amor perdido, rogando,arrastrándose y gimiendo a través del hilo telefónico. Al otro lado y fuerade la escena, se imagina un amante indolente o abrumado, pero nunca sereconoce su presencia efectiva. La pieza que habría de ser musicada porPoulenc y llevada al cine por Rossellini, es ahora revisitada por Vezzoli, conBianca Jagger en el papel dramático principal. Esta socialita, que habíacelebrado entrevistas telefónicas para la Interview de Andy Warhol, esahora, expuesta a la desazón amorosa por Vezzoli, pidiendo, entre lágrimasamargas, el retorno de la felicidad de los emparejados, ¡ironía y sátira!.En un efectismo loable, Vezzoli, acompaña el dramático monólogo, deuna banda sonora gélida. Las Gymnopédies, de Erik Satie, acaban por cortarla respiración al observador, quien abrumado por el dolor de la mujer,pasa a formar parte doliente de la escena. Cuando la mujer exclama: -"Francesco, don´t leave me!", el obsevador gira la vista al video pendant,en el que yacente y exangüe se debate el propio Vezzoli, no sabríamos simoribundo o desencantado.OTRAS VOCES, OTROS ÁMBITOSOtras de las piezas expuestas, rinden diversos homenajes. Una instalaciónsonora en el impluvium, celebra a Bruce Nauman, por medio de la voz dela cantante Milva. Ella grita:-"Vete de mi mente!. Vete de esta habitación!.Lo cual provoca cierta sorpresa en el visitante, a la vez que manifiesta unperfil de la rigurosa seriedad del trabajo de Vezzoli.Otras piezas de bordado, homenajean a María Félix. Una video creaciónexpresamente realizada para Oporto recuerda a Amalia Rodrigues. En lamisma Sonia Braga representa a la cantante y Lauren Bacall, narra, entono de reality show, la biografía de la artista del fado.El universo creativo de Vezzoli es dual. Pues emplea la populosa impetuosidaddel vídeo, que permite acariciar a muchos observadores al unísono,en una suerte de presencia masculina. Y por otro lado, empleando laintrospección y tranquilidad subjetiva del bordado, destaca un cierto ladofemenino, lleno de vida interior y que se protege del desorden del mundoy de sus pasiones. Es un universo de opulencia y costosos entornos, perotambién de sátira y humanismo, pues reconoce con especial consideraciónlas partes más vulnerables de los arquetipos de la cinematografía y elmundo del melodrama. Enseñándonos así la alteridad de los mitos.En una de las bandas sonoras que emplea Vezzoli, la actriz Jeane Moreau,canta una desoladora estrofa en la película de Rainer Fassbinder, Querellede Brest, dice:-"each man kills the thing he loves, tralará tralará...".Seguro que Vezzoli lejos de matar lo que ama, nos apabulla tejiendo conmeticulosidad un gigantesco tapiz con las mayores bellezas del imaginariocolectivo.
Román Padín Otero
He visto a Francesco Vezzoli que presidía una mesa en el parisino club sandwich y recordé este texto que yo había publicado sobre él en ARTNOTES...Bianca, la voix humaine, cocteau, román