Juan Muñoz, esculturas y conversación
En el otoño el mundo del arte contemporáneo mira hacia Portugal, donde se celebra Artelisboa. Una feria que reúne a un nutrido grupo de galerías internacionales, muchas de ellas lusas y no pocas españolas, para presentar los últimos trabajos de los creadores de los siglos XX y XXI. La pulsión entre las piezas vanguardistas realizadas en materiales nuevos como el vídeo, la instalación o la fotografía, frente a la figuración pictórica, se hace evidente en la feria de Lisboa, donde hay gran tradición de arte conceptual y la hay también de figuración radicada en la escuela de Londres. Es una feria selecta e interesante que merece la pena visitar y disfrutar.
A medio camino nos queda a los gallegos visitar Oporto. En la Fundação Serralves se exhibe actualmente la gran retrospectiva dedicada al escultor español Juan Muñoz. La muestra pudo visitarse antes en la Tate Modern y en el Guggenheim de Bilbao.
Se trata de una visión en crisol a la producción de toda la vida de Juan Muñoz (1953-2001). Célebres son sus piezas de conversación. Unas esculturas que representan a personajes con gran expresividad en sus rostros y manos que aparecen no obstante anclados a la gravedad de la tierra con sus cuerpos unas veces en forma de gran bolsa redondeada y otras con formas rectas que aparecen como clavadas en el suelo. En las esculturas se advierte un equilibrio entre la rigidez del clasicismo y la exhuberancia gesticular del barroco.
En la exposición se pueden ver también los cuadros de interiores del artista. Son unas visiones nítidas de salones que están inspiradas en los espacios metafísicos de los surrealistas, en los que se combina con efectividad el preciosismo del arte con una cita a los diseños de decorador de interiores. Son habitaciones figuradas en las que eventualmente introducir desde la mente del visitante las esculturas que pueblan las plazas inventadas por Juan Muñoz para reunir en ellas a sus apócrifos ciudadanos chinos o a nacionales del mundo de los cuerpos globo.
Son muy interesantes las esculturas que reproducen como en un teatro de Calderón los suelos en ajedrezados y mosaicos de la arquitectura clásica italiana. Perspectivas que citan a Borromini y que recuerdan al Palazzo Spada de Roma son escenario y escultura plana del discurso de Juan Muñoz.
Hay una sección de la producción del artista que aparece en la exposición reunida en unas vitrinas. Se trata de un discurso expresado en piezas de pequeño formato que sirven para poner en valor la variedad de registros y la maestría con la que Juan Muñoz manejaba los diversos materiales destinados a hacer tridimensionales las ideas abstractas del creador. Él conseguía lo que se aparece como leitmotiv en los clásicos, "hacía moverse las piedras".
Las esculturas de tamaño monumental de este artista son un catálogo del gesto ausente que caracteriza al mundo hipermoderno desde finales del siglo XX. Son como una gran pasarela en la que se muestran sentimientos lejanos e inquietantes.
Ahora es posible visitar este universo de un español cosmopolita y acercarse a sus piezas de conversación en Portugal. Hablen con él.
A medio camino nos queda a los gallegos visitar Oporto. En la Fundação Serralves se exhibe actualmente la gran retrospectiva dedicada al escultor español Juan Muñoz. La muestra pudo visitarse antes en la Tate Modern y en el Guggenheim de Bilbao.
Se trata de una visión en crisol a la producción de toda la vida de Juan Muñoz (1953-2001). Célebres son sus piezas de conversación. Unas esculturas que representan a personajes con gran expresividad en sus rostros y manos que aparecen no obstante anclados a la gravedad de la tierra con sus cuerpos unas veces en forma de gran bolsa redondeada y otras con formas rectas que aparecen como clavadas en el suelo. En las esculturas se advierte un equilibrio entre la rigidez del clasicismo y la exhuberancia gesticular del barroco.
En la exposición se pueden ver también los cuadros de interiores del artista. Son unas visiones nítidas de salones que están inspiradas en los espacios metafísicos de los surrealistas, en los que se combina con efectividad el preciosismo del arte con una cita a los diseños de decorador de interiores. Son habitaciones figuradas en las que eventualmente introducir desde la mente del visitante las esculturas que pueblan las plazas inventadas por Juan Muñoz para reunir en ellas a sus apócrifos ciudadanos chinos o a nacionales del mundo de los cuerpos globo.
Son muy interesantes las esculturas que reproducen como en un teatro de Calderón los suelos en ajedrezados y mosaicos de la arquitectura clásica italiana. Perspectivas que citan a Borromini y que recuerdan al Palazzo Spada de Roma son escenario y escultura plana del discurso de Juan Muñoz.
Hay una sección de la producción del artista que aparece en la exposición reunida en unas vitrinas. Se trata de un discurso expresado en piezas de pequeño formato que sirven para poner en valor la variedad de registros y la maestría con la que Juan Muñoz manejaba los diversos materiales destinados a hacer tridimensionales las ideas abstractas del creador. Él conseguía lo que se aparece como leitmotiv en los clásicos, "hacía moverse las piedras".
Las esculturas de tamaño monumental de este artista son un catálogo del gesto ausente que caracteriza al mundo hipermoderno desde finales del siglo XX. Son como una gran pasarela en la que se muestran sentimientos lejanos e inquietantes.
Ahora es posible visitar este universo de un español cosmopolita y acercarse a sus piezas de conversación en Portugal. Hablen con él.
Voilá l´article that I´ve published to-day dans el correo gallego, Juan Muñoz retrospective´s one man show has travelled from London á Bilbao y de ahí jusqu´a Oporto. Conversation piece