El medio es el museo
Una exposición colectiva de tesis, comisariada por Pablo Fanego y Pedro de Llano, reúne a un nutrido grupo de creadores contemporáneos para poner en valor la importancia que el museo tiene como lugar de encuentro. Los centros de arte son hoy más que nunca piezas del puzzle de la cultura del espectáculo.
Koldo Mitxelena; varios soportes; 23 de octubre 2008 a 3 de enero de 2009
Una de las ofertas que hace la sociedad desarrollada es la del nuevo concepto del edificio dedicado a sala de exposiciones. La seminal concepción de la pinacoteca con habitaciones dedicadas a la arqueología y las artes aplicadas, como el Louvre de Vivant Denon, ha mutado hacia unos edificios polisémicos donde pasar el ocio. En estos nuevos museos tiene tanta notabilidad el bar o la tienda como los propios espacios de exposición.
Así que en esta exposición, los curators se han detenido en analizar la apreciación y percepción que del museo como parte de la cultura del siglo XXI se tiene en nuestra sociedad hipermoderna.
El museo de hace dos siglos coleccionaba obras y encargaba otras específicas para decorar una cúpula o jalonar una escalinata. El museo contemporáneo en muchos casos no atesora obras sino que las exhibe y pide en ocasiones piezas efímeras a los artistas quienes las conceptúan inspirados en las propias cualidades de las salas. El museo de hoy es taller, pinacoteca, tienda y bar.
Este nuevo significado del museo sirve a los artistas para reflexionar sobre la etimología del término y sus postrimerías a día de hoy. Así se recogen los trabajos de estos artistas en “El medio es el museo” como unas variaciones sobre un tema original. Cada artista hace una coda en su lenguaje personal sobre el espacio museable.
En el inicio de la exposición tanto en su sede de Vigo, como actualmente en la sede de Donostia, se recibe al visitante con el lenguaje de Tino Sehgal. En Vigo, la pieza representaba a una pareja de amantes en un beso coreografiado de duración infinita. La obra había sido presentada en la Bienal de Berlín de 2006 y es de las más bellas obras de los últimos años. En Donostia la obra de Tino Sehgal recibe al visitante con la frase emitida por un vigilante “la huelga en Grecia ha sido un éxito”, en esta ocasión el visitante participa como actor en el arte infinito de Sehgal.
Las fotografías de Thomas Struth sobre el Prado son una serie magnífica que narra la actitud de los observadores de arte clásico. La pieza-perfomance de Sergio Prego realizada y filmada en el museo, es uno de sus fascinantes alardes de ingravidez que aparece a medio camino entre lo cinematográfico y lo intelectual.
En un vídeo de Mario García-Torres se retratan unas variaciones de un filme de la nouvelle vague. Tres jóvenes cronometran el tiempo que tardan en visitar los museos corriendo a pierna partida. La obra de una vitalidad asombrosa seduce al invitar a la iconoclastia de correr en las salas blancas del arte.
El edifico en si mismo es el sujeto y objeto de la obra de Maider López quien reproduce a escala, el laberinto en planta del Koldo Mitxelena invitando a perderse en “busca del minotauro del arte de hoy”. En el centro de una sala y quizás como final irónico a esa obra de la artista vasca encontramos una estantería con los libros menos leídos de la biblioteca del museo, es la propuesta de André Guedes.
Hay cartas de amor, filmes, esculturas y objetos encontrados de una larga lista de creadores entre los que están aparte de los mencionados, Lara Almárcegui, Mónica Bonvicini, Arabella Campbell, María Eichhorn, Annika Eriksson, Ceal Floyer, Andrea Fraser y Luca Frei. El muy poético y ya fallecido Félix González-Torres sigue siendo de referencia en muchas propuestas de hoy, no sólo protagonizó el pabellón americano de la pasada edición de la Bienal de Venecia, sino que en muchas colectivas, sus obras participativas son de recurrencia inexcusable por los curators como en este caso.
Karin Sander, Román Ondák, Loreto Martínez Troncoso, Louis Lawler completan una lista de creadores para conocer al museo como foro social de la contemporaneidad y faro de la cultura como espectáculo. Ella, la cultura del espectáculo no tiene nada de malo, lo justo es disfrutarla.
Román Padín Otero
Una exposición colectiva de tesis, comisariada por Pablo Fanego y Pedro de Llano, reúne a un nutrido grupo de creadores contemporáneos para poner en valor la importancia que el museo tiene como lugar de encuentro. Los centros de arte son hoy más que nunca piezas del puzzle de la cultura del espectáculo.
Koldo Mitxelena; varios soportes; 23 de octubre 2008 a 3 de enero de 2009
Una de las ofertas que hace la sociedad desarrollada es la del nuevo concepto del edificio dedicado a sala de exposiciones. La seminal concepción de la pinacoteca con habitaciones dedicadas a la arqueología y las artes aplicadas, como el Louvre de Vivant Denon, ha mutado hacia unos edificios polisémicos donde pasar el ocio. En estos nuevos museos tiene tanta notabilidad el bar o la tienda como los propios espacios de exposición.
Así que en esta exposición, los curators se han detenido en analizar la apreciación y percepción que del museo como parte de la cultura del siglo XXI se tiene en nuestra sociedad hipermoderna.
El museo de hace dos siglos coleccionaba obras y encargaba otras específicas para decorar una cúpula o jalonar una escalinata. El museo contemporáneo en muchos casos no atesora obras sino que las exhibe y pide en ocasiones piezas efímeras a los artistas quienes las conceptúan inspirados en las propias cualidades de las salas. El museo de hoy es taller, pinacoteca, tienda y bar.
Este nuevo significado del museo sirve a los artistas para reflexionar sobre la etimología del término y sus postrimerías a día de hoy. Así se recogen los trabajos de estos artistas en “El medio es el museo” como unas variaciones sobre un tema original. Cada artista hace una coda en su lenguaje personal sobre el espacio museable.
En el inicio de la exposición tanto en su sede de Vigo, como actualmente en la sede de Donostia, se recibe al visitante con el lenguaje de Tino Sehgal. En Vigo, la pieza representaba a una pareja de amantes en un beso coreografiado de duración infinita. La obra había sido presentada en la Bienal de Berlín de 2006 y es de las más bellas obras de los últimos años. En Donostia la obra de Tino Sehgal recibe al visitante con la frase emitida por un vigilante “la huelga en Grecia ha sido un éxito”, en esta ocasión el visitante participa como actor en el arte infinito de Sehgal.
Las fotografías de Thomas Struth sobre el Prado son una serie magnífica que narra la actitud de los observadores de arte clásico. La pieza-perfomance de Sergio Prego realizada y filmada en el museo, es uno de sus fascinantes alardes de ingravidez que aparece a medio camino entre lo cinematográfico y lo intelectual.
En un vídeo de Mario García-Torres se retratan unas variaciones de un filme de la nouvelle vague. Tres jóvenes cronometran el tiempo que tardan en visitar los museos corriendo a pierna partida. La obra de una vitalidad asombrosa seduce al invitar a la iconoclastia de correr en las salas blancas del arte.
El edifico en si mismo es el sujeto y objeto de la obra de Maider López quien reproduce a escala, el laberinto en planta del Koldo Mitxelena invitando a perderse en “busca del minotauro del arte de hoy”. En el centro de una sala y quizás como final irónico a esa obra de la artista vasca encontramos una estantería con los libros menos leídos de la biblioteca del museo, es la propuesta de André Guedes.
Hay cartas de amor, filmes, esculturas y objetos encontrados de una larga lista de creadores entre los que están aparte de los mencionados, Lara Almárcegui, Mónica Bonvicini, Arabella Campbell, María Eichhorn, Annika Eriksson, Ceal Floyer, Andrea Fraser y Luca Frei. El muy poético y ya fallecido Félix González-Torres sigue siendo de referencia en muchas propuestas de hoy, no sólo protagonizó el pabellón americano de la pasada edición de la Bienal de Venecia, sino que en muchas colectivas, sus obras participativas son de recurrencia inexcusable por los curators como en este caso.
Karin Sander, Román Ondák, Loreto Martínez Troncoso, Louis Lawler completan una lista de creadores para conocer al museo como foro social de la contemporaneidad y faro de la cultura como espectáculo. Ella, la cultura del espectáculo no tiene nada de malo, lo justo es disfrutarla.
Román Padín Otero
Je viens de publisher este text on l´expo el medio c´est le musée, allez au chateau! en Mugalari