sábado, 14 de agosto de 2010

¡ya tengo bastante!, ECG




¡Ya tengo bastante!
Entre tantas hogueras de vanidades, en las que los ofrecimientos y propuestas exceden nuestra capacidad de reacción, hay momentos en los que es necesario recapacitar y resolver sobre si uno tiene bastante o aún desea seguir buscando o aceptando más.
En la cultura clásica hay una obra que, en clave religiosa, reflexiona sobre la cuestión de la tenencia. Las arias y recitativos, de la cantata BWV 82 de Johann Sebastian Bach, Ich habe genug, aborda en efecto este tema. Los versos dan las gracias por sentir la esperanza del devenir. La calma gozosa de saber que hay un futuro, en un canto sublime que se eleva como el humo ingrávido envuelto en oboe, cuerdas, bajo continuo y solista. El momento que representa la obra musical presupone un descanso en el camino, para reflexionar lo alcanzado y seguir luego con sosiego dando y recibiendo más.
En otro orden de cosas, en la cultura pop, una canción popularizada por Donna Summer, también habla de ya tener bastante. El temazo disco Enough is enough, hace bailar a la audiencia mientras se corea otra versión de tener bastante. En este caso a la cantante le llega el momento de poner bajo la lluvia al amante y literalmente dar portazo arrojando bajo la lluvia a quien ya no ofrece más. Toda la canción está llena de humor, pero no deja de esconder el melancólico anhelo de quien desea el amante perfecto. Una de las razones para seguir adelante.
Entre versos sublimes de Bach en los que se reflexiona en clave mística sobre lo experimentado y se espera con tranquilidad tener más. Y los estribillos disco de Donna Summer, en los que se corea con carácter el despecho del desamor, queda la realidad de seguir adelante tras un interludio amoroso, esperando y deseando que en la noche y el día gobierne nuestros destinos el amor y la pasión. Pues de otro modo, cómo sino habrían estado, la historia del arte y los muros de los museos llenos de alegorías y representaciones del amor, en las que delicadas Venus desnudas, fornidos Hércules sudorosos y centenas de angelitos, putti o amorcillos, juguetean con las intermitencias del corazón o diletancias de la pasión.
En las artes, el amor y sus representaciones han sido siempre la clave para entender las razones de ser de la humanidad. Una cadena milenaria de generaciones nacidas de los ojos tiernos del amor. También en estío alimentado los sentimientos entre trasnoches, playas y paseos, alimentar los amores del pasado. Que no decaiga el amor verdadero con los sueños de las noches de verano ¡Ya tengo bastante y espero más!
Román Padín Otero