lunes, 2 de agosto de 2010


Volver Quiero
El concierto final del Festival Via Stellae, estuvo protagonizado por Magdalena Kozená. La mezzosoprano interpretó arias de Antonio Vivaldi acompañada por la Orquesta Barroca de Venecia, dirigida por Andrea Marcon.
Títulos como “Il Farnace”, “Orlando Furioso” o “Griselda”, conformaron el catálogo de obras de la velada en el claustro de San Francisco.
De la ópera “Arsilda, Regina di Ponto”, cantó el aria “Tornar Voglio”. Esta bella canción sirve de resumen de la forma estética barroca, una época donde el ornamento era argumento y reinaba el horror al vacío, a la soledad estética y amatoria. En el aria, se expresa el deseo de volver al primer ardor, a la pasión, por que lo pide la fe y el deber del amante. Viviendo en la pasión, se juntan en el corazón la gloria y el placer.
Realmente es una lección a seguir, esta exaltación barroca, en el momento actual, donde reina la atonía minimalista en las formas de sentimiento, en los estilos de vida y en los posicionamientos artísticos y estéticos. Tal es el formalismo en la actual transmodernidad del siglo XXI que está empezando a ser imperativa la transformación de las conductas y manifestaciones culturales. El museo ya ha dejado de ser la caja blanca y se convierte en lugar de integración entre la academia, el taller y el laboratorio, tal y como se vio en proyectos recientes en el MUSAC leonés. La moda está dejando de ser un mero instrumento de venta y se está integrando en los sistemas de edición cultural, tal y como se observa en proyectos como los desarrollados por los diseñadores de Amberes. En el cine, la literatura o la música, ocurre algo semejante, se plantean transformaciones pasionales que dirijan el futuro.
Uno de los espectáculos del Festival Via Stellae, planteaba también una pasional proyección de futuro, integrando ópera, con música electrónica en un entorno lúdico como una sala de discoteca. Este nuevo espectáculo de pasión con elementos de obra de arte total, sería una de las formas para construir un futuro cultural lleno de exaltadas formas de armonía y plástica.
Los versos de Domenico Lalli, en la ópera de Vivaldi, expresan con el título “Volver quiero”, la voluntad de aquellos que deseamos volver a sentir las pasiones amatorias, culturales y vitales con la misma fuerza que el primer día de enamoramiento. Así el posicionamiento vital alcanzará el absoluto barroco sin intermitencias ni vacío. Querer volver para no haberse ido nunca.
Román Padín Otero