viernes, 23 de enero de 2009

Body Language



Body languaqe
Una amplia retrospectiva analiza el cuerpo como material de trabajo artístico. Se trata de una reflexión colectiva en vídeo y perfomance sobre la identidad y la individualidad en el arte desde los años sesenta.
Vídeo, performance. Varios artistas. Centro Huarte. Del 1 de noviembre al 1 de febrero de 2008

Bajo el título “I am making art: Cuatro estudios sobre el cuerpo del artista”, el Centro de Arte Contemporáneo Huarte presenta una muestra colectiva sobre la interpretación del cuerpo como soporte de expresión artística.
La exposición permite el redescubrimiento de obras seminales del arte combativo y de tesis de los años sesenta. Creadores axiales como Marina Abramovic, Ana Mendieta, Gilbert&George, Vito Acconci, Frabrice Gygy, Sigalit Landau, Grace Ndiritu, Hayley Newman, Yoko Ono, Adrian Pipper y Salla Tykka son puestos nuevamente en valor bajo la lectura de los ojos hipermodernos del visitante del siglo XXI.
El título de la muestra se toma prestado de un vídeo de John Baldessari del año 1971 en el que se contempla con tono humoresque cómo los artistas de los años sesenta a
finales y los primeros setenta, exploraron los extremos del uso del cuerpo como medio de lenguaje artístico. En la exposición se ponen en yuxtaposición obras clásicas del arte preformativo de hace varias décadas con otras más recientes. En varios capítulos temáticos se analiza la ductilidad del cuerpo como soporte del arte por sí mismo.
En el primer capítulo de “lo ritual”…transgresión, resistencia y riesgo se conocen los límites psíquicos y físicos del cuerpo como instrumento del arte.
En un segundo estadio con “el proceso”…la repetición y la duración se conocen nuevos significados creacionales implícitos en las acciones repetitivas.
En el capítulo de “identidad”…y transformación se explora la mirada del otro y la alteridad.
En el capítulo de “el feminismo” se conoce la presencia crucial de la mujer artista desde los años sesenta y su puesta en el rol de artista activa que hasta esa época era un rol de género eminentemente masculino. Una circunstancia que el peso de la realidad hace cambiar y el arte con los artistas se encargan de espolear.
No es nueva la utilización del cuerpo como medio de expresión artística pero si lo es la relación del cuerpo como instrumento artístico y las reivindicaciones sociopolíticas inherentes al arte desde los años sesenta. En un principio es la danza el campo de expresión artística que emplea el cuerpo como soporte. El baile emplea el cuerpo del bailarín como instrumento que hay que afinar y poner a punto para que ejecute correctamente la dicción de la obra. Figuras legendarias como Isadora Duncan o los bailarines de los Ballets Rusos escribieron páginas axiales en el arte combativo del empleo del cuerpo como medio de expresión artística. Pues antes de ellos quizás el cuerpo era un bello instrumento pero no uno de contenido político y beligerancia ideológica.
La denuncia de la libertad para el cuerpo clamada por la Duncan o la puesta en la escena de nuevos movimientos cercanos al gesto de la cópula por bailarines como Nijinsky de los Ballets Rusos, pueden verse como antecedentes del arte preformativo y combativo del activismo de los años sesenta y setenta, la época sobre la que pivota esta exposición.
Antes de los visionarios bailarines del siglo XX y sus continuadores en forma de vídeo creadores y prefomers de los años sesenta el cuerpo como alteridad se puede recordar en algunos maestros del arte. Los autoretratos sinfín de Rembrandt son muestra del autoanálisis del artista hacia sí mismo. Lo mismo que los curiosos retratos de Durero quien hace estudios de anatomía de su propio cuerpo y retratos en los que se aparece como un personaje que se cuestiona su propia identidad. En estos dos casos el elemento del cuerpo del artista toma forma esencial como temática de la obra misma, son pues antecedentes de esta visión libertaria del cuerpo experimental en los años sesenta del siglo XX.
Entre las obras fascinantes que se pueden ver la exposición se encuentra le celebrada escultura cantante de los creadores Gilbert & George. “The singing esculpture” reúne en ella varias de las características globales de los epígrafes de esta exposición. En ella el soporte videográfico sirve para apoyar en el recuerdo la realización de diversas acciones en otras tantas galerías, espacios de arte y espacios públicos por parte de la pareja de artistas británicos. Quienes luego habrían de ser unos creadores de murales fotográficos realizados con puzzles a partir de imágenes de su iconografía peculiar hacen en esta indiciaria obra una performance musical y de gesto. A lo largo de su carrera muchas han sido las variantes que han hecho sobre la idea de dualidad. Esta pieza inicia ese efecto de imprimación de imagen contra ella misma, es el artista reflejado en el espejo de otro que es semejante, parejas de iguales, cuerpos iguales.
El vídeo como género de las artes transexualizado sirve para albergar la no canción, no danza, no pintura de la pareja. Es destacable que si visionarias resultan las acciones de performance como del G&G, tanto o más lo es el hecho de que sobre ellas se guarde record fílmico. Pues a partir de esos años sesenta se comienza a emplear el film como medio de expresión de obra de arte. Luego en los ochenta, el vídeo haría irrupción en la escena musical con la MTV y en el taller de los artistas, para servir entre otra funciones de archivo de acciones efímeras como esta de G&G.
En la pieza, una radio emite una canción que ellos vocalizan, mientras se mueven con lentitud robótica, la misma que habrían de mantener en el resto de su vida como artista y su cuerpo aparece recubierto de pintura dorada como si la piel fuese el lienzo. En ocasiones más frívolas como la película Goldfinger, el oro cubrió el cuerpo. En el film de James Bond con naturaleza letal y erótica. En la pieza de Gilbert & George, para dar vida a la performance y la transgresión de tiempo, estética, valor del concepto del lujo, repetición y evanescencia del gesto del cuerpo en el arte. Los dos maestros parecen mantener la curiosa mirada y se preguntan “Am I making art?”
Román Padín Otero
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