Entrar en la obra. Loreto Martínez Troncoso en Marco
El museo MARCO de Vigo dedica una exposición monográfica a la artista Loreto Martínez Troncoso. Bajo el título Entrar en la obra, se localizarán en el museo una sucesión de exposiciones que tratan de la relación del público con la obra de arte. La primera de estas muestras es la que corresponde a esta artista gallega que reside en el extranjero y que emplea la genealogía poética, la pictografía de la palabra y la tridimensionalidad de la voz para crear sus obras de arte.
La muestra es árida, tanto que uno se pregunta si ese es el camino del arte contemporáneo, o están las direcciones de los museos y los comisarios de exposiciones, tropezando con un voluntarismo intelectual, del que desconocen aún las partes más axiales de la razón filosófica, sociológica e historiográfica de la cultura de occidente. Pues con exposiciones como la de Loreto Martínez Troncoso no nos enfrentamos al colorismo del grafito llevado a las salas de exposiciones como forma de elevar a la academia aquello que es popular. Tampoco nos encontramos con una narración autobiográfica naturalista, realizada en primera persona, a la manera en que tanto han insistido muchos artistas en generaciones recientes. Tampoco es el arte de la cita, de la recreación, de la mímesis o de la puesta al día de valores sociopolíticos evidentes, que en lugar de ser tratados como ensayo o conferencia, se hospeden en la sala del museo. No, ninguna de estas sendas del arte reciente es lo que encontramos en la muestra.
Tampoco hay intertextualidad, nuevas tecnologías o monumentalidad.
Nada de esto se encuentra en la exposición y topamos por el contrario un vacío y una cesura que nos obligan a prestar atención a lo que la artista propone para alcanzar a enterarnos de algo de lo que se presenta. ¡Si tiene prisa, no tiene el día o no quiere prestar atención, esta no es su exposición señor visitante!
¿Qué tienen en común Sarah Bernhardt, Edith Sitwell, Yoko Ono, Madonna, Lady Gaga y Loreto Martínez Troncoso? Todas son mujeres en el medio artístico, un espacio dominado por los hombres. Aparte de este nexo venusiano, hay una imbricación entre todas ellas. Son rapsodas, poetisas con capacidad escenográfica que declaman con canto o recitativo los versos, textos y palabras, escritos por ellas mismas o por otros autores. La fuerza de la palabra, de la poesía y del canto de sirena, encuentra en este selecto grupo un marchamo identitario que sirve para poner en valor la excelencia de escuchar la voz y entender sus mensajes. Serán Doña Sol Fedra, Andrómeda, serán la luz en el final del imperio.
Leer poesía, escuchar historias narradas en el museo, eso es lo que hacemos al dedicar nuestro tiempo a Loreto Martínez Troncoso, ella nos regala con el suyo.
Roman padin otero