JORGE GALINDO EN MUSAC
Jorge Galindo. Pintura y dibujo. MUSAC hasta el 10 de enero
El arte recoge a través de diversas manifestaciones el interés social que existe en nuestros días hacia las conductas arrebatadas. El MUSAC leonés, hace una nueva lectura de la violencia, adentrándose en la poesía y la furia de la pintura a través de la monumental obra de Jorge Galindo.
La furia llega al museo con la pintura de Jorge Galindo. No es la suya una violencia iconoclasta, si no que sus inmensos cuadros y muros tapizados de dibujos, recrean la tradición de España como país de pintores y la importancia de las variaciones sobre un tema en el universo del creador.
El referente del artista haciendo obras con la furia de la inspiración nos lleva a Picasso. Y siempre imaginamos al artista más universal del siglo XX, encaramado al papel o al lienzo blanco realizando variaciones infinitas sobre temas que se convierten en obsesión. Las meninas en mil y una versiones. La modelo con el artista en frases infinitas. La comedia del arte, el mosquetero, la efigie de la amante o la alegría de vivir en La Californie o la playa de la costa azul en mil y una versiones son algunas de las series que conocemos de Picasso como hacedor de obsesiones pictográficas. Con cada trazo involuntario consigue un nuevo descubrimiento del apasionante universo de la pintura. Jorge Galindo hace variaciones sobre la pintura infinita, pero no en diálogo de pintura expandida sino de cuadro de caballete en los contornos marcados por el lienzo, una genialidad que nos devuelve a la tradición y escapa al plagio de las abstracciones de salón.
El estudio del artista lleno de cuadros de payasos, que son variaciones sobre el tema de la pintura en la cara del clown, ocupa una de las salas. Y hay también una recreación de las afinidades electivas del pintor, con sus fotografías y revistas preferidas cubriendo los muros de una especie de gabinete de curiosidades. La ejecución de algunos de los cuadros se ha hecho con la tradicional modalidad del trabajo de taller, donde al artista le acompañan asistentes que desarrollan el genio del creador. En este caso los cartelistas de cine han respaldado la innovadora visión de la pintura dentro del lienzo que presenta Jorge Galindo en esta espectacular monográfica.
Es una furia intelectualizada y utilitarista que parafraseando a Picasso, debe coger siempre al artista pintando
La furia no sólo es violentas, también existe la poética o laboriosa y el arte lo demuestra.
Román Padín Otero
Jorge Galindo. Pintura y dibujo. MUSAC hasta el 10 de enero
El arte recoge a través de diversas manifestaciones el interés social que existe en nuestros días hacia las conductas arrebatadas. El MUSAC leonés, hace una nueva lectura de la violencia, adentrándose en la poesía y la furia de la pintura a través de la monumental obra de Jorge Galindo.
La furia llega al museo con la pintura de Jorge Galindo. No es la suya una violencia iconoclasta, si no que sus inmensos cuadros y muros tapizados de dibujos, recrean la tradición de España como país de pintores y la importancia de las variaciones sobre un tema en el universo del creador.
El referente del artista haciendo obras con la furia de la inspiración nos lleva a Picasso. Y siempre imaginamos al artista más universal del siglo XX, encaramado al papel o al lienzo blanco realizando variaciones infinitas sobre temas que se convierten en obsesión. Las meninas en mil y una versiones. La modelo con el artista en frases infinitas. La comedia del arte, el mosquetero, la efigie de la amante o la alegría de vivir en La Californie o la playa de la costa azul en mil y una versiones son algunas de las series que conocemos de Picasso como hacedor de obsesiones pictográficas. Con cada trazo involuntario consigue un nuevo descubrimiento del apasionante universo de la pintura. Jorge Galindo hace variaciones sobre la pintura infinita, pero no en diálogo de pintura expandida sino de cuadro de caballete en los contornos marcados por el lienzo, una genialidad que nos devuelve a la tradición y escapa al plagio de las abstracciones de salón.
El estudio del artista lleno de cuadros de payasos, que son variaciones sobre el tema de la pintura en la cara del clown, ocupa una de las salas. Y hay también una recreación de las afinidades electivas del pintor, con sus fotografías y revistas preferidas cubriendo los muros de una especie de gabinete de curiosidades. La ejecución de algunos de los cuadros se ha hecho con la tradicional modalidad del trabajo de taller, donde al artista le acompañan asistentes que desarrollan el genio del creador. En este caso los cartelistas de cine han respaldado la innovadora visión de la pintura dentro del lienzo que presenta Jorge Galindo en esta espectacular monográfica.
Es una furia intelectualizada y utilitarista que parafraseando a Picasso, debe coger siempre al artista pintando
La furia no sólo es violentas, también existe la poética o laboriosa y el arte lo demuestra.
Román Padín Otero
ABDUL VAS EN LAFRESH GALLERY
Abdul Vas. Anything goes. La Fresh Gallery, Madrid, desde el 10 de setiembre
La obra pictórica de Abdul Vas tiene una presencia rotunda. Sus grandes paneles cubiertos de figuras antropomorfas con cabezas de animalario forman un ajedrez figurado que llena paredes enteras como si fueran los frescos apócrifos de un palacio italiano habitado por alguno de los personajes de la época del expresionismo salvaje en los años ochenta.
Toma inspiración en temas clásicos del arte como los desnudos, los personajes en sus profesiones y las ensoñaciones. Pone al día esos temas, incorporando elementos de la cultura pop como actrices de películas de género pornográfico, cantantes de rock y elementos del mundo de la moda, como fragancias que emplea para preparar pigmentos.
El estilo de sus grafismos evoca la pintura involuntaria propia de los artistas con furia y capaces de realizar variaciones sobre un tema. Aunque la composición se repita el cuadro es siempre distinto. Hay eco del expresionismo de las vanguardias en su pintura. Y también recupera el salvajismo ingenuo de los pintores de la escuela alemana y neoyorkina de los años de la transvanguardia.
Los retratos de personajes vestidos en modo de representación de su actividad son como descripciones psicológicas. En todos los personajes subyace la locura de la vida contemporánea llena de velocidad, riesgo y carente de formularios. En sus cuadros se produce el efecto llamado de noticia en telediario, cuando en poco menos de media hora vemos en sucesión de imágenes las muertes de varios miles de personas en catástrofes, los nacimientos de empresas, las nuevas canciones de ídolos del rock, la caída de la bolsa, el tiempo en Europa y los maremotos en Sudamérica. La velocidad de escape actual sólo se puede relativizar con un toque de surrealismo. Eso es los que hace Abdul Vas, cuando pone cabezas de animales a sus personajes humanos en escena suspendidas en el tiempo, citando de modo inequívoco a Max Ernt y a Paul Delvaux, en sus inquietantes escenas de sueño animado que sustituye a la cruda realidad.
Los cuadros y dibujos de Abdul Vas, son un universo figurativo de gran atractivo en una época habitada por la indolente pintura expandida. Una propuesta arriesgada para los tiempos de la atonía del siglo XXI que llena de visiones analíticas un fragmento del contexto socio cultural actual.
Román Padín Otero
Abdul Vas. Anything goes. La Fresh Gallery, Madrid, desde el 10 de setiembre
La obra pictórica de Abdul Vas tiene una presencia rotunda. Sus grandes paneles cubiertos de figuras antropomorfas con cabezas de animalario forman un ajedrez figurado que llena paredes enteras como si fueran los frescos apócrifos de un palacio italiano habitado por alguno de los personajes de la época del expresionismo salvaje en los años ochenta.
Toma inspiración en temas clásicos del arte como los desnudos, los personajes en sus profesiones y las ensoñaciones. Pone al día esos temas, incorporando elementos de la cultura pop como actrices de películas de género pornográfico, cantantes de rock y elementos del mundo de la moda, como fragancias que emplea para preparar pigmentos.
El estilo de sus grafismos evoca la pintura involuntaria propia de los artistas con furia y capaces de realizar variaciones sobre un tema. Aunque la composición se repita el cuadro es siempre distinto. Hay eco del expresionismo de las vanguardias en su pintura. Y también recupera el salvajismo ingenuo de los pintores de la escuela alemana y neoyorkina de los años de la transvanguardia.
Los retratos de personajes vestidos en modo de representación de su actividad son como descripciones psicológicas. En todos los personajes subyace la locura de la vida contemporánea llena de velocidad, riesgo y carente de formularios. En sus cuadros se produce el efecto llamado de noticia en telediario, cuando en poco menos de media hora vemos en sucesión de imágenes las muertes de varios miles de personas en catástrofes, los nacimientos de empresas, las nuevas canciones de ídolos del rock, la caída de la bolsa, el tiempo en Europa y los maremotos en Sudamérica. La velocidad de escape actual sólo se puede relativizar con un toque de surrealismo. Eso es los que hace Abdul Vas, cuando pone cabezas de animales a sus personajes humanos en escena suspendidas en el tiempo, citando de modo inequívoco a Max Ernt y a Paul Delvaux, en sus inquietantes escenas de sueño animado que sustituye a la cruda realidad.
Los cuadros y dibujos de Abdul Vas, son un universo figurativo de gran atractivo en una época habitada por la indolente pintura expandida. Una propuesta arriesgada para los tiempos de la atonía del siglo XXI que llena de visiones analíticas un fragmento del contexto socio cultural actual.
Román Padín Otero
FASHION AND POLITICS EN FIT
Fashion Institute of Technology, NY. Hasta el 7 de noviembre
Más de cien vestidos hacen un recorrido histórico por doscientos años de moda y sociología política. En esta reunión de trajes de diversas épocas ordenados cronológicamente se pone en valor la utilidad que ha tenido la vestimenta en diversos momentos, como soporte no sólo de discursos políticos, sino también como instrumento para servir de espacio visual a reivindicaciones feministas, étnicas, nacionalistas y de ideologías ajenas a las corrientes dominantes.
Es habitual en las culturas anglosajonas el empleo de los colores de las banderas e incluso los propios iconos de los símbolos estatales como elemento para estampar tejidos o diseñar vestidos que son lucidos en fechas señaladas o incluso en días aleatorios. También en países latinos como Francia, el empleo de la combinación rojo, blanco, azul de la bandera es algo habitual en muchos estilismos. En la exposición del FIT, varios trajes de distintas épocas elaborados con variaciones sobre las banderas o los iconos federales norteamericanos abren la exposición. Se ven trajes que cubren los estilos evocadores de las primeras sufragistas y otros que apoyados en el arte pop, recrean octavillas o efigies de candidatos políticos. En el estilo primero estaría la imagen de la libertaria envuelta en una bandera, en el estilo último encontraríamos el pequeño vestido saco con bordado de paillettes reproduciendo la cara de Obama que firmó Jean Charles de Castelbajac. Ambas imágenes son el inicio y el fin del bucle de la moda y las políticas.
En la exposición se muestran también las representaciones de libertad en el vestido del fin del siglo XIX, con creaciones de estilo Liberty o firmadas por Fortuny, en las que se atenta contra la rígida silueta victoriana por medio de amplios vestidos de corte clasicista. Otros períodos marcados por modas combativas que aparecen en la muestra son la revolución rusa. La silueta de la escasez de la segunda guerra mundial, con los turbantes para tapar el pelo, los sastres ajustados por la delgadez y la plataforma de corcho, representada sobre todo por medio de los uniformes de Mainbocher.
La segunda mitad del siglo XX y el siglo XXI, están en la muestra representados sobre todo por creadores que apoyados en la cultura y los movimientos sociales de su momento crearon prendas novedosas. Como la tecnología de Pierre Cardin o la sostenibilidad de la marca Noir.Es un repaso a la forma más social de las artes aplicadas, lo que se lleve sobre el cuerpo, la moda.
Fashion Institute of Technology, NY. Hasta el 7 de noviembre
Más de cien vestidos hacen un recorrido histórico por doscientos años de moda y sociología política. En esta reunión de trajes de diversas épocas ordenados cronológicamente se pone en valor la utilidad que ha tenido la vestimenta en diversos momentos, como soporte no sólo de discursos políticos, sino también como instrumento para servir de espacio visual a reivindicaciones feministas, étnicas, nacionalistas y de ideologías ajenas a las corrientes dominantes.
Es habitual en las culturas anglosajonas el empleo de los colores de las banderas e incluso los propios iconos de los símbolos estatales como elemento para estampar tejidos o diseñar vestidos que son lucidos en fechas señaladas o incluso en días aleatorios. También en países latinos como Francia, el empleo de la combinación rojo, blanco, azul de la bandera es algo habitual en muchos estilismos. En la exposición del FIT, varios trajes de distintas épocas elaborados con variaciones sobre las banderas o los iconos federales norteamericanos abren la exposición. Se ven trajes que cubren los estilos evocadores de las primeras sufragistas y otros que apoyados en el arte pop, recrean octavillas o efigies de candidatos políticos. En el estilo primero estaría la imagen de la libertaria envuelta en una bandera, en el estilo último encontraríamos el pequeño vestido saco con bordado de paillettes reproduciendo la cara de Obama que firmó Jean Charles de Castelbajac. Ambas imágenes son el inicio y el fin del bucle de la moda y las políticas.
En la exposición se muestran también las representaciones de libertad en el vestido del fin del siglo XIX, con creaciones de estilo Liberty o firmadas por Fortuny, en las que se atenta contra la rígida silueta victoriana por medio de amplios vestidos de corte clasicista. Otros períodos marcados por modas combativas que aparecen en la muestra son la revolución rusa. La silueta de la escasez de la segunda guerra mundial, con los turbantes para tapar el pelo, los sastres ajustados por la delgadez y la plataforma de corcho, representada sobre todo por medio de los uniformes de Mainbocher.
La segunda mitad del siglo XX y el siglo XXI, están en la muestra representados sobre todo por creadores que apoyados en la cultura y los movimientos sociales de su momento crearon prendas novedosas. Como la tecnología de Pierre Cardin o la sostenibilidad de la marca Noir.Es un repaso a la forma más social de las artes aplicadas, lo que se lleve sobre el cuerpo, la moda.
Román Padín Otero
La purista de la moda. Madeleine Vionnet
Madeleine Vionnet, puriste de la mode. Les arts décoratifs. 24 de junio 2009 a 31 de enero 2010
Madeleine Vionnet, la mujer considerada por los especialistas como principal modernizadora de la moda en siglo XX es, en cierta medida, una desconocida para el gran público. Entre sus éxitos se encuentra el de haber sido la inventora del corte al bies y la liberadora del corsé en el armario femenino. Fue además una sólida seguidora de las líneas puras pertenecientes al arte postcubista, devota revisora de la estética grecolatina en la era del art déco, y sobre todo fue una gran empresaria con voluntad de compromiso social.
Vionnet es ahora sujeto de una gran exposición retrospectiva en el Museo de las Artes Decorativas de París. En la muestra se reúnen 130 de sus vestidos además de variada información, fotografías y miscelánea entorno del universo de esta inventora de la funcionalidad.
La casa Vionnet fue abierta al público en el año 1912 y cerró definitivamente sus puertas en el año 1939 con la luctuosa overtura de la segunda guerra mundial. A lo largo de esos años, Madeleine Vionnet fue una auténtica vanguardista en no pocos campos de su vida profesional y personal.
Era una mujer independiente y moderna que fundó su propia casa de costura tras vivir en Inglaterra y trabajar con Callot y Doucet, para alcanzar su sueño de diseñar una mujer en plena libertad inspirada en Isadora Duncan.
Sus vestidos, su estilo, están caracterizados por los cortes simples que emplean por toda estructura las formas redondeadas del cuerpo femenino. El vestido paño, los patrones basados en el círculo, el rectángulo y el triángulo, son junto a las transparencias y los drapeados, los elementos que configuran el personal modo de diseñar de Vionnet. Popularizó el tejido de gabardina, el escote halter y el escote de chimenea recta o desestruturada.
Para crear, Vionnet drapeaba los tejidos sobre pequeñas muñecas de unos 80cms de altura. Son célebres las fotos de la couturier sentada frente a la pequeña muñeca que le servía como modelo volumétrico para su trabajo.
El gusto por la austeridad de Vionnet se encontraba tanto en su moda como en sus salones. El reticular “art déco” servía de leitmotiv a su moda, su casa e incluso a sus líneas de complementos.
Fue además una precursora en la implantación de un sistema social con respaldo sanitario, salarios regulados y cómodas condiciones de trabajo para sus 1.200 empleados.
Vionnet, no fue mujer de vida social, si no una creadora de artes aplicadas que conocía su oficio a la perfección y que construyó un imperio tan sólido como concreto en las primeras décadas del siglo XX.
En la más deliciosa entrevista a la diseñadora, el escritor Bruce Chatwin en el año 1973, describe a la couturier como una anciana enérgica que preside su salón con una foto del Partenón y que califica a Poiret, no de couturier, si no de costumier.
El arte de drapear el estilo con Madeleine Vionnet, hoy accesible en esta exposición parisina y también a través del relanzamiento comercial de su legendaria marca.
Román Padín Otero
Madeleine Vionnet, puriste de la mode. Les arts décoratifs. 24 de junio 2009 a 31 de enero 2010
Madeleine Vionnet, la mujer considerada por los especialistas como principal modernizadora de la moda en siglo XX es, en cierta medida, una desconocida para el gran público. Entre sus éxitos se encuentra el de haber sido la inventora del corte al bies y la liberadora del corsé en el armario femenino. Fue además una sólida seguidora de las líneas puras pertenecientes al arte postcubista, devota revisora de la estética grecolatina en la era del art déco, y sobre todo fue una gran empresaria con voluntad de compromiso social.
Vionnet es ahora sujeto de una gran exposición retrospectiva en el Museo de las Artes Decorativas de París. En la muestra se reúnen 130 de sus vestidos además de variada información, fotografías y miscelánea entorno del universo de esta inventora de la funcionalidad.
La casa Vionnet fue abierta al público en el año 1912 y cerró definitivamente sus puertas en el año 1939 con la luctuosa overtura de la segunda guerra mundial. A lo largo de esos años, Madeleine Vionnet fue una auténtica vanguardista en no pocos campos de su vida profesional y personal.
Era una mujer independiente y moderna que fundó su propia casa de costura tras vivir en Inglaterra y trabajar con Callot y Doucet, para alcanzar su sueño de diseñar una mujer en plena libertad inspirada en Isadora Duncan.
Sus vestidos, su estilo, están caracterizados por los cortes simples que emplean por toda estructura las formas redondeadas del cuerpo femenino. El vestido paño, los patrones basados en el círculo, el rectángulo y el triángulo, son junto a las transparencias y los drapeados, los elementos que configuran el personal modo de diseñar de Vionnet. Popularizó el tejido de gabardina, el escote halter y el escote de chimenea recta o desestruturada.
Para crear, Vionnet drapeaba los tejidos sobre pequeñas muñecas de unos 80cms de altura. Son célebres las fotos de la couturier sentada frente a la pequeña muñeca que le servía como modelo volumétrico para su trabajo.
El gusto por la austeridad de Vionnet se encontraba tanto en su moda como en sus salones. El reticular “art déco” servía de leitmotiv a su moda, su casa e incluso a sus líneas de complementos.
Fue además una precursora en la implantación de un sistema social con respaldo sanitario, salarios regulados y cómodas condiciones de trabajo para sus 1.200 empleados.
Vionnet, no fue mujer de vida social, si no una creadora de artes aplicadas que conocía su oficio a la perfección y que construyó un imperio tan sólido como concreto en las primeras décadas del siglo XX.
En la más deliciosa entrevista a la diseñadora, el escritor Bruce Chatwin en el año 1973, describe a la couturier como una anciana enérgica que preside su salón con una foto del Partenón y que califica a Poiret, no de couturier, si no de costumier.
El arte de drapear el estilo con Madeleine Vionnet, hoy accesible en esta exposición parisina y también a través del relanzamiento comercial de su legendaria marca.
Román Padín Otero
The art of fashion
Museo Boijmans van Beuningen. Rotterdam, desde 19 de setiembre 2009
Cinco diseñadores internacionales presentan sus proyectos específicos relacionando arte y moda en este interesante museo de Rotterdam.
Los Países Bajos tienen una sólida relación con las artes aplicadas que cubre un abanico tan amplio como la loza de Delft, pasando por el movimiento De Stijl, hasta la rutilante presencia internacional actual de los diseñadores estrella holandeses, los afamados Viktor&Rolf. En Holanda, se conocen bien las artes interdisciplinares y de ello hacen buena gala las exposiciones que sobre la materia se organizan en museos de toda la geografía holandesa, desde el Gemeentemuseum de La Haya, hasta el Van Gogh de Ámsterdam o el presente Boijmans de Rotterdam.
Cinco creadores han sido invitados a realizar proyectos que se alejen del concepto de moda lista para llevar y acercarse a la idea de intervención tridimensional entorno al cuerpo.
Los holandese Viktor&Rolf, presentan el proyecto “Aroma” unas variaciones sobre el concepto de crear un perfume y el olor que envuelve a quien lo emplea y a terceros. El juego con una fragancia que puede inquietar, es sobre lo que se apoya el trabajo de la pareja de diseñadores en esta ocasión. Nos es baladí mencionar, que en un momento inicial de la carrera de los diseñadores, trabajaron en el terreno del arte y presentaron sus obras en galerías. Uno de sus primeros proyectos fue a creación de un perfume inexistente, ahora parece que el bucle se cierra y vuelven a la invención del arte intangible e invisible, el arte del olor.
La joyera Naomi Filmer, crea unas estructuras tridimensionales que van más allá del adorno en metales preciosos y crea objetos para colocar bajo la barbilla que interactúan con el espectador.
Hussein Chalayan filma un maniquí bajo el agua y reflexiona sobre el concepto de la actuación en la moda, sobre la idea de ver y ser visto como eje del sistema de la moda.
Anna-Nichole Ziesche, emplea la idea de la memoria involuntaria y los recuerdos de infancia para dialogar con la moda desde la visión retrospectiva.
Walter van Beirendonck, hace gala de su ojo contracorriente y crea un templo que sirve como metáfora de la visión del significado de la vida.
Además del trabajo de estos cinco diseñadores, hay obras de otros veinticinco diseñadores y artistas.
El conjunto ofrece un panóptico del metalenguaje de la moda y el arte en el siglo XXI. El campo más atractivo de las artes en la actualidad.
Román Padín Otero
Museo Boijmans van Beuningen. Rotterdam, desde 19 de setiembre 2009
Cinco diseñadores internacionales presentan sus proyectos específicos relacionando arte y moda en este interesante museo de Rotterdam.
Los Países Bajos tienen una sólida relación con las artes aplicadas que cubre un abanico tan amplio como la loza de Delft, pasando por el movimiento De Stijl, hasta la rutilante presencia internacional actual de los diseñadores estrella holandeses, los afamados Viktor&Rolf. En Holanda, se conocen bien las artes interdisciplinares y de ello hacen buena gala las exposiciones que sobre la materia se organizan en museos de toda la geografía holandesa, desde el Gemeentemuseum de La Haya, hasta el Van Gogh de Ámsterdam o el presente Boijmans de Rotterdam.
Cinco creadores han sido invitados a realizar proyectos que se alejen del concepto de moda lista para llevar y acercarse a la idea de intervención tridimensional entorno al cuerpo.
Los holandese Viktor&Rolf, presentan el proyecto “Aroma” unas variaciones sobre el concepto de crear un perfume y el olor que envuelve a quien lo emplea y a terceros. El juego con una fragancia que puede inquietar, es sobre lo que se apoya el trabajo de la pareja de diseñadores en esta ocasión. Nos es baladí mencionar, que en un momento inicial de la carrera de los diseñadores, trabajaron en el terreno del arte y presentaron sus obras en galerías. Uno de sus primeros proyectos fue a creación de un perfume inexistente, ahora parece que el bucle se cierra y vuelven a la invención del arte intangible e invisible, el arte del olor.
La joyera Naomi Filmer, crea unas estructuras tridimensionales que van más allá del adorno en metales preciosos y crea objetos para colocar bajo la barbilla que interactúan con el espectador.
Hussein Chalayan filma un maniquí bajo el agua y reflexiona sobre el concepto de la actuación en la moda, sobre la idea de ver y ser visto como eje del sistema de la moda.
Anna-Nichole Ziesche, emplea la idea de la memoria involuntaria y los recuerdos de infancia para dialogar con la moda desde la visión retrospectiva.
Walter van Beirendonck, hace gala de su ojo contracorriente y crea un templo que sirve como metáfora de la visión del significado de la vida.
Además del trabajo de estos cinco diseñadores, hay obras de otros veinticinco diseñadores y artistas.
El conjunto ofrece un panóptico del metalenguaje de la moda y el arte en el siglo XXI. El campo más atractivo de las artes en la actualidad.
Román Padín Otero
BRUCE WEBER EN CASA ENCENDIDA
Los Films de Bruce Weber
Bruce Weber, Films. La casa Encendida, Madrid. Setiembre 09
La proyección de un ciclo de Films seleccionados entre la filmografía del fotógrafo y cineasta Bruce Weber, otorga actualidad a este y otros portentosos creadores de imágenes de su generación.
Desde los orígenes de la técnica fotográfica en la segunda mitad del siglo XIX, se ha estado basculando la calificación de la actividad del fotógrafo entre lo documental o comercial y lo artístico o decorativo. Fue necesaria la confluencia de varias fuerzas para que se llegase a la “fashion&art Photo”. De un lado se hubo de contar con varias generaciones de creadores que aplicaron todo su talento a la fotografía de moda a lo largo del siglo XX. Entre ellos Cecil Beaton y Richard Avedon. También hubo de producirse la expansión de la influencia del sistema de la moda a todos los campos de actividad, gracias a la incorporación de la concepción socio cultural del sistema de la moda al estilo de vida contemporáneo. En fin el desarrollo de las modelos como iconos, de los diseñadores como agitadores sociales y de la cultura de las compras como fin primero de la existencia, ha hecho que el fotógrafo de moda se convirtiese en el escriba axial de todo lo que pasa en lo últimos 30 ó 40 años.
Entre el grupo de nuevos creadores de la imagen del siglo están Herb Ritts, Steven Meisel, Peter Lindbergh y el propio Bruce Weber, quienes llevaron el desnudo masculino las top models al Parnaso de las artes.
El primero de ellos, Herb Ritts, hizo un documentado retrato de la época en sus fotografías, vídeos, campañas de publicidad y portfolios llenos de celebridades, grandes modelos y una estética art déco revisitada. Su dominio de la sensualidad se apoyaba en las composiciones a base de grandes fondos neutros sobre los que aparecían recortadas como sombras las figuras de los modelos. Hizo fotografías legendarias para Calvin Klein y Valentino. Filmó a Madonna en el vídeo “Cherish” y a Djimon Hounsou en un vídeo de Janet Jackson. Ritts falleció en 2002 pero su legado sigue vivo.
Otros de los grandes fotógrafos de la época que siguen en la cresta de la ola, son Steven Meisel y Peter Lindbergh. El primero se hizo muy conocido por sus editoriales en Vogue Italia y tomó especial popularidad con la edición del libro “Sex” de Madonna en el año 1992. Con la cantante colaboró recientemente, entre otras, en campañas para Versace y Vuitton. Es un gran mago del blanco y negro que también alcanza la perfección con el color.
Peter Lindbergh, no sólo es un genio del blanco y negro, también captó las imágenes más cautivadoras del grupo del las top models. Ha hecho las más espectaculares y sensuales composiciones con “the girls” y concibió con ellas unas campañas publicitarias de rotunda belleza. Son inolvidables los ojos de Linda Evangelista captados por el fotógrafo o la sonrisa de Naomi conservada para siempre en la memoria por el ojo sin párpado del creador.
Bruce Weber es famoso por sus retratos de la iconografía masculina ambientados en el mundo del deporte y la vida de la palestra y mantiene una posición hegemónica en el universo de la moda y los libros de autor desde la década de los ochenta. El escenario que concibe este creador, recrea la memoria del mundo de las playas, los campamentos, el deporte y la naturaleza, combinando imágenes y sonidos que nos son cercanos al corazón. Emplea verdades universales como la belleza del cielo con cúmulos o las olas del mar ensortijadas con la arena, convirtiendo sus frases pictográficas en mitología contemporánea con una sola mirada. Sus imágenes retratando la agilidad de los deportistas o la sonrisa de las jóvenes de rasgos inmaculados, recogen la fascinación atemporal por la belleza y la vida, convirtiendo sus creaciones en populares iconos contemporáneos gracias a la cercanía de su discurso. Entre sus trabajos hay colaboraciones con Abercrombrie & Fitch, Ralph Lauren, Pet Shop Boys, Chris Isaak, la revista Interview de Warhol y entre otras muchas la legendaria fotografía del deportista olímpico Tom Hintnaus en calzoncillo para la publicidad de Calvin Klein, que inauguró una era en la comunicación visual. En todas sus creaciones se destila una diáfana naturalidad y una oda a la fresca belleza de una sonrisa.
En los Films que se presentan en esta ocasión se pueden conocer varias de las aficiones del fotógrafo. El mundo del boxeo y de la actitud “macho man”, se conoce en “Broken noses”. El film “Let´s get lost EEUU”, narra las aficiones del músico de jazz “Chet Baker”. La metamorfosis de niño a hombre del modelo Peter Johnson se ve en el film “Chop Suey”. Y la devoción por la música y los fieles amigos del hombre, los perros, se conoce por el film “A letter to true EEUU”.
El ciclo dedicado en la Casa Encendida a los Films del fotógrafo norteamericano Bruce Weber, revisita no sólo una trayectoria fílmica soberbia. También sirve de excusa para repasar a los contemporáneos de Weber en la creación del Parnaso de estrellas de la fingidamente real escena de la moda y la publicidad.
Román Padín Otero
Los Films de Bruce Weber
Bruce Weber, Films. La casa Encendida, Madrid. Setiembre 09
La proyección de un ciclo de Films seleccionados entre la filmografía del fotógrafo y cineasta Bruce Weber, otorga actualidad a este y otros portentosos creadores de imágenes de su generación.
Desde los orígenes de la técnica fotográfica en la segunda mitad del siglo XIX, se ha estado basculando la calificación de la actividad del fotógrafo entre lo documental o comercial y lo artístico o decorativo. Fue necesaria la confluencia de varias fuerzas para que se llegase a la “fashion&art Photo”. De un lado se hubo de contar con varias generaciones de creadores que aplicaron todo su talento a la fotografía de moda a lo largo del siglo XX. Entre ellos Cecil Beaton y Richard Avedon. También hubo de producirse la expansión de la influencia del sistema de la moda a todos los campos de actividad, gracias a la incorporación de la concepción socio cultural del sistema de la moda al estilo de vida contemporáneo. En fin el desarrollo de las modelos como iconos, de los diseñadores como agitadores sociales y de la cultura de las compras como fin primero de la existencia, ha hecho que el fotógrafo de moda se convirtiese en el escriba axial de todo lo que pasa en lo últimos 30 ó 40 años.
Entre el grupo de nuevos creadores de la imagen del siglo están Herb Ritts, Steven Meisel, Peter Lindbergh y el propio Bruce Weber, quienes llevaron el desnudo masculino las top models al Parnaso de las artes.
El primero de ellos, Herb Ritts, hizo un documentado retrato de la época en sus fotografías, vídeos, campañas de publicidad y portfolios llenos de celebridades, grandes modelos y una estética art déco revisitada. Su dominio de la sensualidad se apoyaba en las composiciones a base de grandes fondos neutros sobre los que aparecían recortadas como sombras las figuras de los modelos. Hizo fotografías legendarias para Calvin Klein y Valentino. Filmó a Madonna en el vídeo “Cherish” y a Djimon Hounsou en un vídeo de Janet Jackson. Ritts falleció en 2002 pero su legado sigue vivo.
Otros de los grandes fotógrafos de la época que siguen en la cresta de la ola, son Steven Meisel y Peter Lindbergh. El primero se hizo muy conocido por sus editoriales en Vogue Italia y tomó especial popularidad con la edición del libro “Sex” de Madonna en el año 1992. Con la cantante colaboró recientemente, entre otras, en campañas para Versace y Vuitton. Es un gran mago del blanco y negro que también alcanza la perfección con el color.
Peter Lindbergh, no sólo es un genio del blanco y negro, también captó las imágenes más cautivadoras del grupo del las top models. Ha hecho las más espectaculares y sensuales composiciones con “the girls” y concibió con ellas unas campañas publicitarias de rotunda belleza. Son inolvidables los ojos de Linda Evangelista captados por el fotógrafo o la sonrisa de Naomi conservada para siempre en la memoria por el ojo sin párpado del creador.
Bruce Weber es famoso por sus retratos de la iconografía masculina ambientados en el mundo del deporte y la vida de la palestra y mantiene una posición hegemónica en el universo de la moda y los libros de autor desde la década de los ochenta. El escenario que concibe este creador, recrea la memoria del mundo de las playas, los campamentos, el deporte y la naturaleza, combinando imágenes y sonidos que nos son cercanos al corazón. Emplea verdades universales como la belleza del cielo con cúmulos o las olas del mar ensortijadas con la arena, convirtiendo sus frases pictográficas en mitología contemporánea con una sola mirada. Sus imágenes retratando la agilidad de los deportistas o la sonrisa de las jóvenes de rasgos inmaculados, recogen la fascinación atemporal por la belleza y la vida, convirtiendo sus creaciones en populares iconos contemporáneos gracias a la cercanía de su discurso. Entre sus trabajos hay colaboraciones con Abercrombrie & Fitch, Ralph Lauren, Pet Shop Boys, Chris Isaak, la revista Interview de Warhol y entre otras muchas la legendaria fotografía del deportista olímpico Tom Hintnaus en calzoncillo para la publicidad de Calvin Klein, que inauguró una era en la comunicación visual. En todas sus creaciones se destila una diáfana naturalidad y una oda a la fresca belleza de una sonrisa.
En los Films que se presentan en esta ocasión se pueden conocer varias de las aficiones del fotógrafo. El mundo del boxeo y de la actitud “macho man”, se conoce en “Broken noses”. El film “Let´s get lost EEUU”, narra las aficiones del músico de jazz “Chet Baker”. La metamorfosis de niño a hombre del modelo Peter Johnson se ve en el film “Chop Suey”. Y la devoción por la música y los fieles amigos del hombre, los perros, se conoce por el film “A letter to true EEUU”.
El ciclo dedicado en la Casa Encendida a los Films del fotógrafo norteamericano Bruce Weber, revisita no sólo una trayectoria fílmica soberbia. También sirve de excusa para repasar a los contemporáneos de Weber en la creación del Parnaso de estrellas de la fingidamente real escena de la moda y la publicidad.
Román Padín Otero