La noche y la furia
Desde hace varias temporadas, uno de los museos más interesantes del panorama expositivo contemporáneo está a tiro de piedra de Galicia. El Musac leonés, mantiene desde su inauguración hace un lustro, una programación que integra los discursos más variados del arte del siglo XXI. Las exposiciones que actualmente se pueden visitar en el Musac continúan en la línea de mostrar el haz y el envés de la cultura hipermoderna y lo hacen proponiendo una nueva lectura de la nocturnidad y la violencia. Las monográficas dedicadas a Ugo Rondinone y Jorge Galindo se adentran en la poesía de la noche y en la furia de la pintura, haciendo dos planteamientos innovadores de unos temas que son el signo de nuestros tiempos.
La nocturnidad envuelta en poesía melancólica es el tema que inspira al suizo Ugo Rondinone. Un conjunto de esculturas que reproducen un bosque de árboles blancos abren la muestra, poniendo al visitante en la senda del silencio que se asocia al sueño o a la vigilia. Son grandes esculturas de tamaño natural que contrastan con unos cuadros negros de gran formato representando la vía láctea que ocupan el espacio contiguo. En otra sala se recrea la vigilia representada por unas monumentales esculturas abstractas que dan vida a las sombras y sueños de la razón que provoca el insomnio. Lo más llamativo de la exposición es una escultura hiperrealista que reproduce el cuerpo de un sátiro dormido bajo las estrellas luego de una bacanal que lleva la cara pintada como un payaso. Es el alter ego del visitante en un juego de rol sobre la interminable lasitud de la noche y el arte.
La furia está representada en el museo por la pintura de Jorge Galindo. Sus inmensos cuadros y muros tapizados de dibujos, recrean la tradición de España como país de pintores y la importancia de las variaciones sobre un tema en el universo del creador.
En el museo se ha instalado una recreación del estudio del artista en proceso de pintar una larga serie de retratos de payasos. Los múltiples retratos de los Clowns sirven para hacer variaciones sobre un tema permitiendo al artista plasmar toda su "furia" en los distintos acabados, perfiles y matices de cada uno de los payasos. Siempre es una imagen semejante pero el cuadro es siempre distinto. La ejecución de algunos de los cuadros se ha hecho con la tradicional modalidad del trabajo de taller, realizando la ejecución de los cuadros unos cartelistas de cine que desarrollan los bocetos y explicaciones del artista, algo escandaloso en opinión de algunos, pero que forma parte de la tradición de la pintura desde el Renacimiento.
Hay otras noches y otras furias, no sólo las festivas y violentas, también existen las poéticas o laboriosas y el arte lo demuestra.
La nocturnidad envuelta en poesía melancólica es el tema que inspira al suizo Ugo Rondinone. Un conjunto de esculturas que reproducen un bosque de árboles blancos abren la muestra, poniendo al visitante en la senda del silencio que se asocia al sueño o a la vigilia. Son grandes esculturas de tamaño natural que contrastan con unos cuadros negros de gran formato representando la vía láctea que ocupan el espacio contiguo. En otra sala se recrea la vigilia representada por unas monumentales esculturas abstractas que dan vida a las sombras y sueños de la razón que provoca el insomnio. Lo más llamativo de la exposición es una escultura hiperrealista que reproduce el cuerpo de un sátiro dormido bajo las estrellas luego de una bacanal que lleva la cara pintada como un payaso. Es el alter ego del visitante en un juego de rol sobre la interminable lasitud de la noche y el arte.
La furia está representada en el museo por la pintura de Jorge Galindo. Sus inmensos cuadros y muros tapizados de dibujos, recrean la tradición de España como país de pintores y la importancia de las variaciones sobre un tema en el universo del creador.
En el museo se ha instalado una recreación del estudio del artista en proceso de pintar una larga serie de retratos de payasos. Los múltiples retratos de los Clowns sirven para hacer variaciones sobre un tema permitiendo al artista plasmar toda su "furia" en los distintos acabados, perfiles y matices de cada uno de los payasos. Siempre es una imagen semejante pero el cuadro es siempre distinto. La ejecución de algunos de los cuadros se ha hecho con la tradicional modalidad del trabajo de taller, realizando la ejecución de los cuadros unos cartelistas de cine que desarrollan los bocetos y explicaciones del artista, algo escandaloso en opinión de algunos, pero que forma parte de la tradición de la pintura desde el Renacimiento.
Hay otras noches y otras furias, no sólo las festivas y violentas, también existen las poéticas o laboriosas y el arte lo demuestra.
He publicado este artículo sobre Rondinone y Galindo, to-day en el correo gallego