sábado, 13 de noviembre de 2010

Visiones de Roma, grabados en F.Torrente, ecg


Visiones de Roma

ROMÁN PADÍN
LA FUNDACIÓN Gonzalo Torrente Ballester de Santiago presenta la exposición Roma Settecento, una colección de grabados de época con vistas y arquitecturas de la ciudad eterna. La peculiaridad de la gavilla de imágenes, es que se trata de la visión personal de un coleccionista, quien determinando a Roma como pasión de una vida, ha dedicado parte de la suya a buscar y atesorar imágenes romanas por anticuarios y galerías de toda Europa. La colección del maestro Zumalave exhala fascinación por la época del settecento en Roma y deja ver a la perfección el colosal equilibrio entre pietismo y arquitectura que ha servido desde la época de los césares como motor para construir la urbe de las siete columnas.
En el siglo XVIII el viajero que llegaba a Roma, lo hacía por la porta del Popolo, donde la plaza homónima saludaba con el obelisco y las iglesias gemelas de Santa María in Montesanto y dei Miracoli. De la plaza, tres vías surgían como un tridente para adentrarse en la ciudad.
En la exposición de la Fundación Torrente Ballester, un monumental grabado de G.A. Vasi ofrece una veduta panorámica de la ciudad y sus arquitecturas desde el monte Gianicolo. Vemos a la izquierda y en el tras Tíber, la basílica de San Pedro, el castillo de Sant´Angelo y todas las otras construcciones de la época. Al centro del cuadro la villa Corsini y en la derecha el monte Testaccio, la isla Tiberina y el resto del manto romano.
Al adentrarse en la ciudad en época del XVIII, como hoy, tres vías conducían a otros tantos destinos. La vía Babuino a la plaza de España. La vía del Corso hacia los foros imperiales. Y la vía Ripetta hacia el puerto fluvial homónimo.
Hay en la muestra otro grabado de Vasi retrata la Santa María Maggiore con una caprichosa perspectiva de los cuatro ríos en primer plano y también de Piranesi se exhiben otra palpitante visión de la basílica y una vista de San Juan de Letrán, rodeado de personajes y tierras batidas. Ambas estampas son testimonio de la alegoría de la ruina y el gusto escenográfico de este autor. Los foros imperiales están en una vista germana de la época y en un retrato del templo de Vesta. Y de los entornos del río y tras Tíber, hay aquí numerosas vistas, desde algunas casi caballerescas del castillo de Sant´Angelo, hasta otras de profusión barroca de San Pedro, su interior y detalles del baldaquino, pasando por estudios de arquitectura que muestran plantas y proporciones áureas de la monumentalidad romana.
Al ver esta colección, conocemos más del siglo XVIII en Roma, una época no profusamente estudiada y con ella sólo nos queda exclamar como lo hizo Goethe al llegar a Roma: "sólo ahora empiezo a vivir".