sábado, 20 de marzo de 2010

Elogio de la pereza, ECG

He publicado en El Correo Gallego, este artículo sobre las expos de Diego Santomé y Carlos Maciá


Elogio de la Pereza
En estos tiempos de hipermodernidad y crisis en los que estamos inmersos, resultan atractivas las propuestas intelectuales y artísticas que ayudan a ver con optimismo estoico el devenir. Cierto es que el arte lo salva todo y que entre tanto análisis macroeconómico y estadísticas funestas, poca alternativa queda, más que poner el hombro y dejarse enlèver o raptar por la poesía. En esa situación de rapto se encuentra Europa, no ya en lo referido al mito clásico de la bella mujer fenicia seducida por Zeus y confinada en Creta, sino en el sentido del rapto económico y cultural en el que se encuentra el viejo continente y por ende, nosotros los europeos. Así las finanzas se tambalean, la cultura se transforma y los artistas hacen nuevas lecturas del quehacer creativo. El rapto tiene pues un punto de partida negativo y una arribada positiva. Del fin de un ciclo cultural concentrado en la caja blanca del museo institucionalizado y la cultura del espectáculo, están surgiendo unos planteamientos creativos cercanos a lo íntimo, el concepto de las cosas y la reflexión sobre el oficio. Es el rapto de la poesía.
Un poeta plástico que hace nuevas propuestas y versos es Diego Santomé, quien expone en la Fundación Rac de Pontevedra. Bajo el título Derecho a la pereza, presenta su universo creativo lleno de belleza y alusivo a citas impecables de la historia del pensamiento y el arte. Varias proyecciones se hacen sonoras con las cintas que percuten sordas en la sala. Un gran cartel luminoso toma el nombre homónimo de la muestra y da luz perezosa a parte del montaje. Cerca, una copia hológrafa del libro de Marchan Fiz, Del arte objetual al arte de concepto. Esta declaración de principios es el leitmotiv poético de la forma creativa de Diego Santomé quien recupera el oficio de Jean Cocteau y escribe una poesía con forma de cuaderno que sirve para ser observada y no leída. Además un cartel nos recuerda que lo va a repetir cien veces y una mecedora deconstruída recuerda el descanso en movimiento sincopado. Todo es ajeno a la velocidad de escape de la crisis del 2010, tomamos nota y copiamos la frase "yo elogio la pereza".
Otro poeta plástico, es Carlos Maciá, quien expone en la viguesa galería Bacelos, una muestra titulada Life in technicolor. La vinculación de este artista con lo abstracto y poético aparece esencialmente en el informal gesto que emplea para ejecutar unas gigantescas marañas que hacen un juego decorativo y ausente. Ahora estos enormes grafitis o frescos son de color dorado y hacen con ello un alarde de juego áureo. Es un juego alquímico en el que en pleno hundimiento económico, el artista hace marañas que cubren el muro de la galería en el color del dinero, el dorado. De ese diálogo entre un dinero poético y los viajes a Japón de Carlos Maciá, surge una visión quietista y ajena al circuito de la cultura institucional que se acerca al concepto poético de la creación.
Una poesía cada día, para los perezosos, poesías visuales. Octavio Paz, afirmaba que la poesía hacía mejor al hombre.
Román Padín Otero