EL CENTRO SOCIAL de Nova Caixa Galicia, en su sede santiaguesa de la plaza de Cervantes, acoge una muestra dedicada al escultor Marino Marini, uno de los más destacados representantes de los universos de artista plasticista e introspectivo, característicos de los años centrales del pasado siglo XX.
La formación académica de este artista, bebe de un momento de tránsito en el arte. Una etapa en la que la Belle Époque, sirve de enlace entre los estertores del romanticismo y las innovaciones de los vanguardistas. En esos años las aportaciones de Rodin, como escultor matérico y de Medardo Rosso, incorporando el concepto de obra en proceso al ámbito escultórico, serán de gran influencia en muchos de los artistas de generaciones futuras. Marino Marini, no es ajeno a los discursos de estos grandes maestros e incorpora progresivamente en su propio mundo tridimensional, la cuestión matérica y los acabados de trabajo en proceso. Es el suyo un trabajo de artista girando sobre las variaciones de los arquetipos de la figura humana, femenina y masculina. El hombre generalmente montado a caballo o de pie. La mujer con sinuosidades y atributos de poder sensual y fecundidad.
Lo mismo que Picasso, repite el muso y la musa, en los años centrales de su carrera, y su interés por ahondar en las formas, le lleva a realizar una y mil veces, el mismo jinete, la misma Venus, el mismo caballo. Así, al ver la exposición, se aprecia el estudio de forma y volumen, de color y trazo, que durante años ejerció este universal artista italiano, haciendo dominante al sujeto del arte sobre el objeto retratado.
Lo mismo que Chagall, a quien retrata en efigie de busto en un bronce presente en la muestra, es el suyo un universo plástico autorreferencial en el que se juega con el poder de las iconografías míticas y religiosas de la tradición occidental, reinventando gestos simbólicos y creando un catálogo de poses que se convertirán en la seña de identidad del artista. En el mundo de Chagall las figuras desdibujadas boca abajo, en el mundo de Marini, la expansión en aspas o la contención prudente de sus figuras en contraposto, indigitando al frente o mirando a la lontananza.
El estilo más peculiar del artista, es el que podríamos llamar de post cubismo de salón y en ocasiones de repentización abstraccionista. En las décadas posteriores a los horrores de las guerras mundiales, muchos artistas caminaron hacia el abstraccionismo y otros lo hicieron hacia la introspección en su universo de estéticas dilectas. Tal es el caso de Marino Marini, quien con sus jinetes de patas abiertas como aspas de molino y sus mujeres recogidas como trompas de Falopio, deleita el gusto de los gallegos, por primera vez en Galicia, por primera vez en España. El arte del ejercicio plástico en barro, bronce, papel y lápiz.
Román Padín Otero