sábado, 4 de julio de 2009

Román, ECG, Living together


Convivir, living together
El arte contemporáneo dedica a 'las cuestiones sociales' una buena parte de su calendario. En bienales y museos hay secciones pensadas para exponer creaciones inspiradas en las problemáticas de nuestro mundo hipermoderno asediado por el hambre, las pandemias y la desertización. No resulta fácil encontrar propuestas artísticas que comuniquen de modo inteligible las denuncias sociales en cuestión, pues el lenguaje de la plástica es a veces de compleja transcripción. Pero cuando alcanza el arte a comunicar un discurso social con una imagen, esa vale "más que mil palabras". Ejemplos clásicos de la bondad de las artes para articular discurso social serían la paloma de la paz de Picasso, la canción Imagine de John Lennon o los muñequitos abrazándose de Keith Haring.

En esta temporada estival, el Museo de Arte Contemporánea (Marco) de Vigo presenta Living together: estratexias para a convivencia, una exposición colectiva en la que las reflexiones de catorce autores sobre "la cuestión social del convivir" se expresan por medio de video, pintura, escultura e instalaciones.

Se trata de una gran muestra coral en la que todas las obras se empastan entre sí, creando un discurso artístico coherente formado por las frases contiguas de los artistas presentes. Ahí se aprecia la plausible función de los comisarios de la exposición, Xavier Arakistain y Emma Dexter, quienes han logrado cohesionar bajo el leitmotiv de la convivencia en la contemporaneidad un selecto grupo de sólidas obras de arte.

El compás que sigue esta gran propuesta orquestal es el del diálogo con las minorías, pues muchas piezas tienen aires grupales o de tribu. Hay también búsqueda integradora de técnicas vinculadas a las artes aplicadas como los espejos, los tejidos o los carteles luminosos. Y encontramos en fin, deliciosas codas habitadas por la pintura figurativa.

El ambiente que consigue la espectacular instalación de Delaine Le Bas, nos traslada a una especie de campamento gitano en el centro del salón de juegos de una niña. Algo que por su estética camp recuerda a las contundentes propuestas que se vieron en la Bienal de Berlín de 2006. La instalación de espejos de Daniel Baker es un laberinto de signos semejante a la vida en la urbe, donde la imagen del sujeto mismo se convierte en única compañía dentro de la soledad de la metrópoli. Espejos empleó también David Altmejd en la Bienal de Venecia de 2007 o Pistoletto en la actual Biennale de 2009.

En fin, los cuadros de Lynette Yiadom-Boakye, recrean una galería de personajes hechos con la técnica del claroscuro que trae a la actualidad el barroco eterno de Velázquez o Rubens.

Hay muchas más propuestas en la muestra olívica hasta catorce de ellas, para descubrirlas lo mejor es ser gregario e ir al museo, visitar el arte también es convivencia.
Román Padín Otero
He publicado este artículo sobre la expo Living together del Marco de Vigo en El Correo Gallego...genial! Román