viernes, 10 de julio de 2009

Román, ECG, Entre el lujo y la decadencia






El lujo y la decadencia
El concepto del lujo como aquello que destaca por su abundancia y naturaleza extraordinaria, parece estar ligado a la perdurabilidad. Los ambientes envueltos en escenarios opulentos exhalan un aroma que desearíamos inagotable. Pero nada dura para siempre, e incluso el lujo divino de la reina Cleopatra, la pompa y circunstancia del Imperio Británico o el fasto de la Corte de Luis XIV, se vieron asediados por la decadencia que puso punto final a algunas de las mayores manifestaciones del lujo en la historia. En el mundo de la moda y las artes se conocen narraciones legendarias sobre grandes debacles. Algunos de esos capítulos finales sobre imperios del lujo han contribuido a sublimar el nombre de no pocos creadores. En la época de las vanguardias, la elegancia y riqueza con la que deambulaban por Europa los ballets rusos de Diaghilev, escondían una vertiginosa situación financiera que fue salvada de la liquidación en varias ocasiones gracias al respaldo a título gratuito de la célebre musa y coleccionista Misia Sert o de la couturier Coco Chanel.
También luchando por flotar se encontraba, en las primeras décadas del siglo XX, el universo del lujo orientalista de Paul Poiret. El inventor de la moda al estilo musulmán y liberador del corsé del vestuario femenino tuvo un imperio tan brillante como efímero. Pasó a la historia no sólo por ser un genio de la alta costura sino por ser el titular de la primera casa de moda en bancarrota. Todos estos antecedentes de los amores terribles entre el lujo y la decadencia se han puesto de moda en este momento del ciclo económico por el que atravesamos. La caída generalizada de las ventas y la insoportable acumulación de pérdidas ha llevado a la casa de costura de Christian Lacroix a someterse en el pasado mes a administración judicial. En la semana de la moda parisina, dramáticamente reducida a tres días de desfiles, presentó su colección de canto del cisne el modisto Lacroix. En un salón del Museo de Artes Decorativas se presentaron 24 modelos manufacturados con retales y piezas de fondo de taller. El presupuesto de la colección fue escueto y ninguno de los bordadores, costureras o sombrereros recibió salario por el trabajo. Fue un gran acto de devoción hacia el talento del genio creador de Christian Lacroix que renacía como el fénix entre las cenizas de su empresa al borde de la liquidación. La colección de alta costura para el invierno 2009 de Lacroix ha recibido innumerables alabanzas y ha sido el centro de atención de la prensa mundial. Su talento no se puso nunca en duda y ahora más que nunca se admira su estilo. Las faldas balón, el cuello Arlés, los abrigos trapecio, las combinaciones de tres colores y las novias como vírgenes barrocas, son algunos de los acentos del estilo Lacroix. Un creador que nos hace soñar desde los años 80 y que ahora se balancea entre el lujo y la decadencia.
Román Padín Otero
He publicado to-day en el correo gallego, este artículo sobre el lujo y la decadencia a propósito de Christian Lacroix...la beauté éphémere!Román